jueves, 12 de julio de 2012

La mitad del tiempo sólo pienso en sexo

Fue pura intuición lo que me había hecho sospechar que las cosas no iban bien entre Mónica y Oscar, por eso cuando ella me contó que habían terminado no me sorprendió mucho. “Cuatro años de enamorados aburren a cualquiera, ¿no crees?” me dijo tratando de no mostrarse afectada pero sin éxito.
Ya me había parecido extraño, la semana pasada nomás, llegar a la casa de Mónica y enterarme que su familia había salido de viaje y que ella y Oscar no quisieran estar solos. Era un sábado en la noche y me pregunté lo que me parecía lo más natural en una situación así: “¿si tienen una casa para ustedes solos por qué no están tirando?”. Supuse, sin saber exactamente cuánto tiempo llevaban juntos, que habían caído en una rutina en la que estar a solas ya no era emocionante. Lo que me llevó a pensar (y es que la mitad del tiempo sólo pienso en sexo) que tal vez por variedad querían hacer un trío conmigo; y que lo que me había dicho Mónica, que esa noche saldríamos con unos amigos de ella, era floro. Convencido de lo que pasaría casi digo: “pero qué falta de confianza, Mónica; no era necesario que me mintieras”,  y a Oscar: “Ok: tú por un lado, yo por el otro, pero nada de cruce de espadas”. Afortunadamente, antes de que hiciera el ridículo, Oscar preguntó: “¿amor, ya respondió alguno de tus amigos?”, y ella, mientras revisaba su celular: “no, todavía”, Me quedó claro que lo del trío, nada; en cambio la salida si iba en serio.
Aún así seguía confundido sobre mi rol. Mónica y yo llevábamos dos años sin comunicarnos cuando de la nada, ese mismo sábado horas antes, reapareció en mi Messenger. Me saludó y de inmediato me preguntó si tenía planes para esa noche. “No” le dije automáticamente, sorprendido. Me habló sobre salir con su enamorado y unos amigos más y que el punto de encuentro sería su casa. Luego de confirmar direcciones y teléfonos se desconectó. Segundo después tomé conciencia de que de un momento para otro tenía planes para reunirme esa noche con un grupo de desconocidos así que mi primera reacción fue tomar mi teléfono y cancelar, pero rápidamente me di cuenta que no tenía una buena excusa y, por otro lado, algo en mí me decía que nada perdía en conocer nuevas personas, al menos para huevear un rato. Además no todos iban a ser desconocidos: aparte de Mónica conocía también a su enamorado con quien había conversado un poco la última vez que ella y yo nos habíamos visto, un día en su casa en la que la ayudé con un trabajo de su universidad.
Tratando de entender mi invitación supuse que ella tenía planeado algo grande, una celebración donde a mayor cantidad de gente, mejor. O que estaba caída de amigos y que por eso no le había quedado otra que pasarme la voz. Esto último lo pensé en broma pero al parecer resultó ser lo cierto, porque ya eran más de las 11 y por más que ella llamaba, enviaba mensajes y revisaba su celular, nadie le daba una respuesta positiva. No sé por qué Oscar no lo intentaba desde su teléfono con sus propios amigos o contactos; con el pasó de los minutos incluso se olvidó de mi y dejó de conversarme para concentrarse en su enamorada, ansioso porque ella le diera una buena noticia. En sus rostros era evidente su preocupación como si por nada del mundo quisieran esa noche pasarla solos. Casi se pudo escuchar un “ufff” de alivio de ambos luego que Mónica anunció que Carla nos esperaba en su casa.
En el taxi Mónica no dejó de recomendarme a su amiga sin darme muchos detalles para, según ella, no arruinarme la sorpresa. “Tienes que hacerle el habla” me insistieron ella y Oscar emocionados ante la idea de que entre Carla y yo pasara algo y la velada fuera finalmente una especia de cita doble.
*

“¿A eso tengo que hacerle el habla?” me pregunté asustado cuando Carla nos abrió la reja de su casa. No lo pensé en forma despectiva; con “eso” quise resumir: “¿a ese mujerón que me lleva una cabeza de altura, bonita, con buenas curvas y de porte atlético (aunque los músculos de sus brazos estaban muy marcados para mi gusto)… a eso debo hacerle el habla?”. Pues no, porque entrando a la sala nos enteramos que Carla tenía enamorado. Nos presentó a Alberto: un moreno de 1.90m mínimo con pinta de gladiador y bastante risueño. Atrás en estaturas quedamos Oscar y yo que bordeábamos el 1.70m, dejando a Mónica como la más chata. Cuando nos sentamos ya estaba aliviado por no tener la obligación de caerle especialmente bien a nadie pero me sentía más desubicado que nunca, solo en medio de esas dos parejas. Parecía que era víctima de una broma pero escuchando las primeras palabras entre Mónica y Carla comprendí que llevaban un buen tiempo si hablarse y sin saber nada la una de la otra:
-Discúlpame, Josué, te juro que no sabía que ella tenía…- me dijo Mónica en el momento que Carla y Alberto estaban en la cocina alistando los tragos y bocaditos.
-Bah- la interrumpí - no te preocupes.
Ya con los tragos, bocaditos y cigarros en la mesita de la sala empezó la conversación en serio. Encendí un cigarro, cogí un vaso y deliberadamente, sintiéndome completamente ajeno a la situación, decidí no participar salvo que tuviera que responder alguna pregunta puntual. Al comienzo Mónica y Carla acapararían la charla poniéndose al día o hablando de cosas que sólo a ellas les interesaban, pero poco a poco sus parejas se involucrarían más y más. Hasta que, inesperadamente… silencio: cuatro personas (me estoy excluyendo) reunidas con ánimos de conversar no sabían de qué hablar. Fueron como cinco minutos, larguísimos para ellos estoy seguro. Su incomodidad me causo gracia pero ese buen ánimo desapareció apenas Mónica mencionó haber leído en algún sitio sobre las diferencias entre hombres y mujeres cuando están en una relación de pareja; hizo un breve resumen y por supuesto el resto tenía algo que decir: que los hombres son más cerrados y las mujeres emocionalmente más abiertas, que a los hombres más les interesa el sexo y a las mujeres más los sentimientos, que quién es más infiel: ¿el hombre o el mujer?... y yo mientras tanto sólo quería meterme dos cigarros encendidos a cada uno de mis oídos y quemarme los tímpanos para no tener que escuchar aquello tan aburrido. Se puso interesante cuando empezaron a hablar de sexo pero otra vez Mónica aplastó mi emoción cuando mencionó la menstruación:
-No sé por qué los hombres no nos quieren tocar cuando estamos con la regla. Acaso no saben que en esos días es cuando estamos más… más…
-Más arrechas, amiga, esa es la palabra, no tengas vergüenza- le dijo Carla riendo y dándole la razón.
Y revelaron más intimidades que, de imaginármelas, normalmente me hubieran excitado pero por culpa de Mónica no podía sacarme de la cabeza la escena del ascensor de "El Resplandor"[The Shining].
[escena del ascensor]
La reunión se puso más dinámica con algunos juegos que tenían como principal objetivo el revelar secretos o cumplir algún castigo, como tomar más trago o hacer el ridículo. Ahora sí tuve que participar y traté de no quedarme atrás al momento de proponer castigos, que fueron desde bailes eróticos, pasando por la simulación de algunas poses sexuales, hasta la  introducción de trozos de hielo en la ropa interior; claro que eventualmente se revertieron hacia mí. A esas alturas el trago ya nos tenía más desinhibidos y alegres, pero no olvidábamos que los papás de Carla estaban en la casa, y por la hora, ya durmiendo de hecho. Aún así parecía que en cualquier momento perderíamos el control. La primera fue Mónica quien, mandando al carajo el juego, nos ordenó a los hombres que bailando nos desnudáramos la parte de arriba. Y cumplimos.
-¡¿Qué es esa marca?!- dijo de pronto Carla, muy seria, señalando una marca oscura en el pecho de Alberto.
-Nada, mi amor, sólo es un lunar- dijo él sin perder la sonrisa.
-¿Lunar? Te he visto calato antes, negro de mierda, no me vengas con que es un lunar; ¡es una chupetón!
Oscar, Mónica y yo examinamos la marca y le aseguramos a Carla que en efecto era un lunar, aunque se lo dijimos con el afán de tranquilizarla sin estar plenamente seguros, porque con el alcohol que llevábamos encima era difícil verificar si se trataba o no de la mordida de otra mujer.
-Chicos, es mejor que se vayan- nos dijo tratando de contener su furia; mientras los que teníamos que vestirnos lo hacíamos.
Todos, cruzando el pequeño jardín, fuimos hacia la puerta enrejada. Oscar, Mónica y yo nos despedimos con un simple “chau”, volteamos, empezamos a andar y sentimos la reja cerrarse. Entonces escuchamos un estruendo que sólo podía ser una cachetada, acompañada por un “¡desgraciado!” exclamado por Carla. Mónica quiso regresar para ver si podía ayudar en algo pero Oscar la detuvo diciéndole que lo mejor era dejar solos a Carla y Alberto. Mónica estaba casi al borde de las lágrimas echándose la culpa por su idea de desvestirnos. Ellos por su cuenta tomaron un taxi, y yo otro. Llegué a mi casa poco más de las tres de la mañana.
*

Sí, Alberto había engañado a Carla, y también habían terminado esos días. Eso y otras cosas me estaba contando Mónica mientras tomábamos un café. “Dos relaciones que terminan en menos de 7 días. Mala semana para el amor, ¿no?” me dijo. Traté de decirle algo que pudiera hacerla sentir mejor pero no me estaba escuchando; era obvio que me había invitado a esa cafetería sólo para que tuviera alguien que la escuche hablar y nada más. Mejor para mí porque soy muy malo dando consejos o tratando de levantarle el ánimo a alguien.

***

El Resplandor (The Shining), trailer

18 comentarios:

  1. jajaja que divertido y que exagerado con imaginarte eso del resplandor. Pues que tal reunión, yo hubiera pensado que la chica estaba exagerando pero mira que buen ojo.

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    1. sinceramente siempre q alguien menciona el tema de la menstruacion se me viene esa escena a la mente (por un episodio de south park). debo estar mal de la cabeza jeje.
      saludos, munani

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  2. Esa pela es DEMASIADO buena!!! Es más, mi proyecto de tesis en la universidad fue "la música en el cine según Stanley Kubrick en The Shining".

    Pobre Carla... Se debe sentir horrible descubrir una infidelidad y más así. Y con respecto a los años con alguien, mmmm eso es relativo, o sea nunca te casarás porque te aburre estar tanto tiempo con alguien??? La idea es no caer en la monotonía y hacer siempre cosas diferentes y divertidas.

    Te mando un besote!
    Buen post, como siempre!

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    1. la musica y sonidos en las peliculas de kubrick son geniales, algo q no he escuchado en otras peliculas. me gustaria leer tu tesis.
      un beso, marite
      p.d: algun dia espero casarme y formar una familia, pero no estan en mis planes actuales, ojala nomas no se me pase el tren jaja

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  3. Formidable post, Ludobit. Creo que esta entrada habló más de ti que cualquiera de las crónicas anteriores. A propósito, creo que te aburrirías conmigo, a mí me encantan los temas emocionales-sentimentales, aunque tampoco soy reacia para hablar de sexo.

    Pero este post fue genial. Y esa película no la conocía. Se ve buena.

    Un beso, Ludobit.

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    1. me gusta hablar de todo. mientras mas temas se toquen en una conversacion es mejor. por tu blog nomas uno se da cuenta lo interesante q debe de ser charlar contigo :)
      un beso, paty

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  4. Estuvo bueno todo este chisme, me encanto el tú como secundario.

    PD. Y somos dos ;)

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    1. lo sospeche desde un principio (no contabas con mi astucia) ;)
      un beso, bellarte

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  5. Jajaja, buen post. Quién sabe y para la futura reunión bloguera hacemos algo parecido jajaja xD

    Saludos.

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    1. por si acaso me voy ejercitando si es que acabo sacandome el polo jaja.
      saludos, edch

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  6. Creo que para hablar de sexo con una mujer no hay que olvidar el aderezo de un poco de ingenio y fineza en las palabras.

    Saludos ;)

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    1. depende, a algunas les puede parecer chocante el tema, a otras les aburren los eufemismos. hay todo en esta vida :)
      saludos, jorge

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  7. Cuanta aventura en solo una noche! Una historia peculiar...me gusto, quizas las mujeres si somos complicadas :(
    pero los hombres si que las enredan! ja ja ja
    saludos,

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    1. una noche de copas, una noche loca... asi dice la cancion, no? :)
      saludos, patricia

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  8. En la seduccion está el detalle. No se pero me acordé de la flaca de mi amigo que le exige sexo anal 3 veces a la semana. El se queja ante mi porque no le gusta :/

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    1. el problema de tu amigo es un problema q muchos envidiariamos XD
      saludos, maxwell

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  9. Hay, menos mal, yo creía que la reunión terminaba en orgía...

    Besos mentales.

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    1. yo tambien llegue a pensar lo mismo. si no hubiera habido mas gente en esa casa aparte de nosotros facil q si sucedia.
      un beso, belleza

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