Nunca he
sido un tipo listo. He sido bueno en matemáticas, pero eso no tiene nada que
ver. Además que tampoco era tan bueno; sólo más o menos, y eso. El colegio me
hizo creer que la “rompía” en números, pero en la CEPRE-UNI me di cuenta que había estado viviendo una mentira. De los
20 de nota en mi etapa escolar pasé de pronto a los 04 en la preuniversitaria. Recuerdo
cómo competíamos yo y un grupito de mi aula de la CEPRE-UNI, que se sentaba a mi alrededor, a ver quién se había
sacado la mayor nota en el examen más reciente; y empezábamos: yo saque 04.07, yo
saque 04.61, yo 04.35… y así comparábamos nuestras centésimas. Patético. Tan
patético como el no ingresante a la universidad que dice que sólo le faltó un
punto, que, por dar un ejemplo, sacó un 11 cuando necesitaba un 12; suena a que
no le faltó nada pero en realidad hablamos de 100 centésimas de diferencia, los
que pueden hacer que quien sacó 11.00 esté decenas de postulantes por detrás de
quien sacó 12.00. Ya ni hablemos de los que dicen que les faltaron “sólo” dos
puntos.
Digo que
no soy un tipo listo porque me cuesta entender lo que pasa a mi alrededor. Para
muchos entender qué está pasando, llegar a una conclusión e incluso tomar una decisión,
es cuestión de una fracción de segundo. Para mí cerebro es una tarea titánica que
en el mejor de los casos le toma un par de minutos, pero en los peores: meses,
hasta años. Y no exagero. Hace un par de días comprendí que aquella chica en el
gimnasio quería conversar conmigo y no simplemente, como yo supuse entonces,
ocupar la máquina que yo estaba utilizando. Y eso pasó hace dos años.
Ella, de
nombre Gabriela, era una chica en sus primeros 20, mediana estatura y con unas
nalgas y un busto bien puestos. Pero llenita, aunque no se trataba de grasa
acumulada sino que así era su contextura física; digamos que su falta de
cintura era algo de nacimiento. En resumen, tenía lo suficiente como para que
uno se distraiga viéndola, más aun si tenemos en cuenta lo coqueta que era.
Yo tenía
28 años y justamente había sido mi edad el motivo por el que estaba en ese
gimnasio. Aún no asimilaba el hecho de que me faltaba poco para cumplir 30 (ya los
cumplí y sigo sin creerlo), y esa sensación empeoró cuando en un encuentro
casual con algunos compañeros de promoción de colegio noté lo acabado que se
veían la mayoría: cansados, con sobrepeso, aburridos. Ese estado en algunos de
ellos, me enteré a oídas, era por un tema de demasiadas borracheras, cigarros y
juergas en su vida; y en los otros, porque me lo dijeron ellos mismos, por el
matrimonio:
-¿Aún no
te casas, Souza? ¿Aún no tienes hijos, Souza? ¿No? Bien por ti, hermano. Cómo
te envidio. No vayas a cometer ninguno de esos errores. Te vas a cagar la vida.
A mi que
por lo general no me gusta recibir consejos (ni mucho menos darlos) tomé muy en
serio esas palabras, y aún lo hago.
Ese mismo
día, más tarde y ya en mi casa, calato frente al espejo comprendí que mi cuerpo
se estaba deshaciendo y perdiendo forma por eso de que los años no pasan en
vano. Era testigo de una gordura extraña, donde mis brazos, piernas y pecho
seguían siendo puro hueso y toda la grasa se empezaba a acumular sólo en mi
abdomen. Un feo espectáculo definitivamente y decidí entonces que si es que llegaba
a los 30 tenía que ser en la mejor condición posible. Así que días después
aprovechaba una buena oferta por 4 meses en el gimnasio más cercano a mi casa,
el Energym de la avenida de El
Ejército.
De los 4
meses fui sólo 2. Fue ahí donde conocí a Gabriela de quien me di cuenta en mi
primer día nomás que era amiga de todos los chicos y de los instructores. Cómo
olvidar las veces en que yo pedía ayuda a algún instructor sobre tal o cual
rutina y éste me decía señalando a otro socio ejercitándose: “”¿Ves lo que está
haciendo ese chico? Ok. Haz lo mismo que él”. Pero si era Gabriela o cualquiera
de las otras socias las que necesitaban ayuda, hacían ahora sí su trabajo: instruir,
y con tal esmero que ya sólo les faltaba agarrarles con ambas manos el culo a
las chicas y bajarlo para enseñarles a hacer sentadillas.
Decía que
ella se hablaba con todos. Cierto, con todos pero obviamente menos conmigo. Yo
tendría que haber vuelto a nacer para ser el que diera el primer paso, así que
ella lo hizo. Yo me ejercitaba sentado en una máquina para fortalecer las
piernas cuando se me acercó:
-¿Compartimos
la máquina?- me dijo ella coqueta, lo que yo tomé como una coqueta forma de
apurarme para cederle el sitio. Intimidado le mentí:
-Me falta
una y acabo- dije cuando en realidad me faltaban como 10 levantamientos (de
pesas con las piernas).
“Acabé”,
le cedí mi lugar y me alejé. Y esa fue la única vez que hablamos.
Hace poco
cerraron ese gimnasio porque ese espacio lo van a convertir en un edificio de
departamentos. Pasando por ahí fue inevitable no recordar, y entre esos
recuerdos tenía que estar ella echada levantando pesas y mostrando el escote, o
en cuclillas endureciendo sus glúteos; y también lo social, alegre y
extrovertida que era con todos los chicos. Fue entonces que comprendí que
también ella había intentado ser todo eso conmigo. Merecidamente me metí un
lapo a mí mismo por imbécil.
Algo de
resultado tuvieron en mi cuerpo esos dos meses, además que desde entonces trato
de alimentarme lo mejor posible. Poco después de abandonar el gimnasio compré
dos pesas para más o menos seguir
ejercitándome en casa. Al comienzo las levantaba en las mañanas y en las
noches. Luego sólo en las noches. Luego dejé de hacerlo. Aquí están debajo de
mi escritorio habitadas ya hace varias semanas por una araña. Les tengo miedo a
las arañas así que medio distraído escribo esto porque estoy atento a sus
movimientos y a los de mis pies.
***
No puedo con el dibujo de "imbécil" jajajajaja!
ResponderEliminarAy ay ay Ludobit!!! Pero por qué no le hablasteeeeee! Pero bueno, busquemos el lado positivo, puede que haya sido una enferma sexual violadora, mmmm pero tal vez eso quisieras haber conocido en ese entonces, bueno tal vez una asesina en serie o una loca obsesiva!
Ya vendrán nuevas Gabrielas...
Y tranqui, casarse no es malo! Vas a ver que te casas dentro de poco cuando menos lo imagines, ya nos contarás!
Un beso!
pudo haber sido una enferma sexual violadora? rayos! por q no le hable?!
Eliminarun beso, marite :p
Tu forma de escribir me vacila, la forma en que sinuosamente nos llevas por varios momentos de tu vida, anudando ideas y desatando otras. Cuando iba a la universidad iba también a ese gimnasio. Ahora voy a otro cerquísima de mi casa, porque también vi que esa barriga se había instalado para no irse mas, le hago la lucha, pero qué difícil es desaparecerla. Mis amigos del colegio están irreconocibles, solo pocos han envejecido con finura el resto! Dios!! Como han cambiado! Tú tienes 30? Se te ve bien chibolo! O esa foto es antigua!? Yo le tengo pánico a las arañas! Pero solo a las grandes!
ResponderEliminaren esa foto tengo 28, pero igual gracias por lo de chibolo jaja. las arañas peludas son las peores, las prefiero depiladas.
Eliminarsaludos, gary
Adoro la dinámica con que escribes,Ludobit. Saltas de un hecho/idea hacia otra con total naturalidad y sentido del humor (sarcasmo, ironía, ingenuidad, todo surtidito) que de seguro podría leerme un libro tuyo de un tirón, sin bostezar.
ResponderEliminarCreo que ya me toca hacer del gimnasio, un hábito. Estos rollos que me miran mientras escribo lo gritan.
Un beso, Ludo.
pronostico post divertidos tuyos cuando vayas al gym, donde por cierto te ganaras bien con los chicos de pechos musculosos ;)
Eliminarun beso, paty
Muy valiente usted que se queda viendo esa aberración de la naturaleza, además se queda esperando a ver sus movimientos ...en mi caso hace rato hubiera salido de allí corriendo, con solo imaginarme que esta en mi mismo espacio...
ResponderEliminarPD: hay que vencer la timidez, sino se va apoderando de nuestras vidas y cuando menos piensas, no sólo intervino en el aspecto amoroso a sino que social también.
Abrazo
es q aparte de miedoso soy ocioso, asi q asi nomas no limpio mi cuarto jeje.
Eliminarsaludos, sayori
En mi caso soy de contextura delgada y la terapia física también me mantiene delgado así que ir a un gym no creo que lo haga, solo iría para ver jajaja Tienes razón y no exactamente en lo de imbécil ^^ sino en que aveces por timidez o por inseguridad perdemos muchas oportunidades de quien sabe, capaz algo nuevo.
ResponderEliminarTendremos que ser más directos mi estimado Ludobit, así que vaya y dígale a esa araña que se vaya de una vez! :)
si de recrear la vista se trata, el gym es uno de los mejores sitios. prometo deshacerme de esa araña antes de fin de año jaja.
Eliminarsaludos, munani
Los temas del casamiento y los hijos resultan inevitables en las reuniones con la gente de la promoción. Ayer nomás fui a la casa del hermano de un amigo de mi cole que se recibía como policía y pucha, sí, lo vi cansado.
ResponderEliminar¿Tenías 30 años? Vaya, yo te ponía al menos 25 años jaja. Si bien me burlo a cada rato de mi fofo cuerpecito, no amerita ir al gimnasio (o eso quiero creer). Pucha, te faltó tacto con la gordita ah, literalmente xD
Saludos!
me he prometido a mi mismo algun dia volver al gym... para sacarle plan a algun gordita y redimirme a mi mismo jaja.
Eliminarsaludos, edch
Me fascina la naturalidad con que vas imprimirndo pasajes de tu vida, salpicándolos de buen humos, lo que hace que sea una lectura amena, que no quisiera uno que terminara.
ResponderEliminarAprovecho amigo Ludovit para agradecer tus comentarios en mi blog y sobre todo para desearte que pases una MUY FELIZ NAVIDAD en compañía de tus seres queridos, y que el próximo año esté lleno de éxitos para ti.
Que Dios te bendiga siempre amigo.
Claudia Alhelí Castillo
igualmente, claudia! q la pases muy bien estas fechas y exitos para el 2013 :)
Eliminarjojo yo también tengo una porquería pero creo que debo preocuparme. He ido al gym todo el año hasta ahi tranqui pero cuando me enfermé en octubre hasta hoy no voy y ya creo que me estoy jodiendo. Espero ir en enero :)
ResponderEliminarNo tengo miedo a las arañas, fácil, se les pisa.
PD. Te hice una mención http://elespejodemaxwell.blogspot.com/2012/12/entre-lineas-e-imagenes.html
nada de paneton y mantequilla para esta navidad, maxwell jaja.
ResponderEliminarsaludos y gracias por la mencion!
Jaja, me reí con esta entrada. Ya van a aparecer otras Gabrielas, eso es seguro!
ResponderEliminarY que el próximo año sea mucho mejor que éste!
feliz año y buenos deseos igualmente, hombre de nenderthal :)
ResponderEliminarSi entiendo que a veces es muy dificil que no te des cuenta de las cosas. Y creo que te hace diferente, abrazando plenamente solo tus ideas, se exactamente cuando escribiste este texto. Un abrazo.
ResponderEliminarser diferente tiene sus ventajas jeje. un beso, stef :)
EliminarEntretenida nota. No sé si escriba mejor que tú o no, aunque recuerdo algún halago tuyo (no sé si verdadero o sólo para que me dé una vuelta por aquí), sólo sé que mi blog jamás pasó de dos comentarios (quizás porque escribo cosas más escabrosas y menos light).
EliminarTengo más de treinta años y, felizmente, parezco el más joven de mi promoción.
Saludos.
sobre los numeros de comentarios en los blogs creo q es un misterio, algo al azar tal vez, no se me ocurre otra explicacion.
Eliminarsaludos, bane
Hace rato que no pasaba. Me gustó, hasta me pareció corto.
ResponderEliminarsiempre seras bienvenida, bellarte. un beso
EliminarY supongo que no tenías la mínima intención de asesinarla no? A la araña me refiero, tal cual protector de animales, te felicito ;)
ResponderEliminarBesos mentales.
alguien vino y en secreto lo hizo. pobre arañita :p
Eliminarbesos, belleza