-Tal vez me hayas visto antes. Tal vez hasta sepas mi nombre. Tal vez… no tengas la más mínima idea de quién soy. Lo que sea, sé que para ti no soy más que un desconocido. Porque aunque reconocieras mi rostro y supieras mi nombre eso no significaría nada, porque nunca fuimos nada: no fuimos amigos, no fuimos compañeros de clase, ni siquiera conocidos como los que al menos se saludan al pasar. Absolutamente nada de eso hubo entre nosotros. Lo único que nos vincula es haber estudiado en la misma facultad; pero distintas carreras para mi mala suerte. De ahí que nunca hayamos estado en la misma aula, sólo cruces por pasillos, por el jardín, por la pileta, pero en un aula de clases… bueno, hubo una vez que nos quedamos de amanecida en el laboratorio de cómputo: tú, yo y otros alumnos, cada uno haciendo sus cosas por su lado. Fue la vez que más tiempo compartimos el mismo espacio aunque no hayamos cruzado palabra alguna. Pero ahí queda todo, no más vínculos, ni siquiera algún amigo o conocido en común que pudiera servir de puente y nos presentara. Mis amigos me decían “pero ve tú y preséntate”. Seguro piensas igual que ellos y te preguntarás por qué no lo hice, y sabes qué, yo me pregunto lo mismo; suena tan simple: “hola, soy Diego, mucho gusto”. Tan simple y no pude hacerlo, y ahora me duele el alma por no haberlo hecho, porque ahora toda posible incomodidad, señal de nerviosismo o timidez suena tan banal e insignificante en comparación con la oportunidad perdida de haber tenido siquiera la minina chance de empezar a ser amigos o conocidos, o algo; cualquier cosa distinta de nada. Me jode cada vez que pienso en esa oportunidad perdida, y lamentablemente pienso en eso casi todo el tiempo últimamente. Y más doloroso es creer que todos mis temores eran infundados, y te imagino respondiéndome el saludo amablemente, y nos ponemos a conversar, a llevarnos bien… entonces no me queda otra que agriar mis pensamientos y convencerme que me hubieras puesto mala cara y que hubieses hecho todo lo posible para zafarte de mi presencia en esa situación…
-Ella jamás habría hecho eso- escuchó Diego y volteó sorprendido.
-Perdón, no quise asustarlo. Soy la madre de Sonia.
Fue un segundo incomodo para ambos, en especial para Diego. Entonces ella continuó.
–Sonia desde niña siempre ha sido alguien muy social, para nada tímida si se trataba de hacer nuevos amigos.
-Entonces debí hacerlo- y Diego no pudo evitar hacer un gesto que expresaba su frustración.
-No es el único que se arrepiente de no haber dicho cosas- la voz de la madre de Sonia tembló un poco -Quién hubiera imaginado que ella… tan joven…- calló de pronto tratando de contener sus emociones.
Diego se sintió mal consigo mismo creyéndose un egoísta que sólo pensaba en su sufrimiento, cuando era obvio que otras personas mucho más cercanas a Sonia sufrían más por su ausencia.
-Ahora comprendo por qué no lo reconocí, y yo conozco a todos los amigos de Sonia- dijo la madre de Sonia recobrando el control sobre sí misma.
-Lamentablemente no lo éramos.
-Tal vez esto no lo reconforte pero, créame, todo lo que usted le ha dicho, todas sus buenas intenciones, ella lo sabe ahora, así que, espiritualmente al menos, estoy seguro que ella lo considera su amigo.
-Tenia que venir e intentarlo, ya no podía mas, ¿En serio lo cree?
-Por supuesto.
-Pues entonces sí, me reconforta que usted me lo diga. No sabe cuánto se lo agradezco.
-Puede venir cuando quiera aquí a visitarla, o a mi casa también a hablar de ella.
Diego asintió con la cabeza y ambos, de pie en medio de ese gran pastizal salpicado de cruces y otras figuras de piedra, quedaron en silencio contemplando la lápida.
***
-¿Fin?- Preguntó Adrián al sentir la pausa en la voz de Sebastián.
-Hasta ahora sí. No lo sé. No sé si dejarlo ahí o expandir más la historia- le respondió Sebastián.
-O sea que Diego no estaba hablando con Sonia en persona, sino que estaba parado frente a su tumba hablándole a su espíritu.
-¿No has visto a esas personas que van a los cementerios a “hablar” con sus seres queridos?- dijo Sebastián haciendo el gesto de comillas con los dedos.
-Sólo en teve.
-Bueno, yo también, en todo caso esa es la idea.
Adrián sonrió.
-¿Qué cosa?- le preguntó Sebastián.
-Tuviste que matarla para por fin poder hablarle.
-¿Matarla? Diego no mató a Sonia por si acaso
-Ya sé. No hablo de Diego, hablo de ti. Mataste a Mabel en tu imaginación.
-Sólo por fines literarios.
Los dos rieron por unos segundos.
-Pero en fin, ¿qué tal el cuento?- preguntó Sebastián.
-Me gustó más ese donde tú, perdón, quiero decir Diego- dijo Adrián pronunciando la palabra “Diego” con un tono de sorna -se hacía invisible cada vez que veía a Mabel, perdón, quiero decir Sonia- e igualmente ironizó con el nombre “Sonia” a propósito.
-Sólo se hizo invisible una vez, bueno, una vez y media. Pero, o sea, este cuento ¿no te gusta?
-Un chico que se le declara a una muerta… algo cursi la idea, ¿no crees?
-No se le declara.
-¿Y la mamá?
-No lo sé. Creo que lo dejo ahí nomas. Lo otro sería que Diego empezara a ir a la casa de la señora y que en esas visitas se vaya reconstruyendo la vida de Sonia.
-Creo ya hay una película así.
-¿Sí, no? Yo siento lo mismo. Mejor lo dejo ahí, además me complicaría demasiado.
-Hablando del rey de Roma- dijo Adrián y vieron a Mabel salir del pabellón de especialidades.
Adrián y Sebastián, estudiantes de sistemas de la San Martín, estaban en la facultad sentados en una banca a media mañana, a lado de aquel pabellón. Como en otras oportunidades Sebastián buscaba la opinión de su amigo sobre el cuento más reciente que había escrito. Adrián no era un erudito en literatura o crítica literaria; imposible, porque a Adrián no le gustaba leer, tanto así que la única condición que había puesto para dar su opinión era que Sebastián le leyera cada texto. Con orgullo decía que el único libro que había leído en su vida había sido lo suficientemente bueno como para no querer leer otro más, y ese libro, que coincidentemente venía con ilustraciones, era El Principito. Por eso Sebastián estaba seguro que si lograba escribir algo que le gustara a Adrián, debería de gustar también al resto de desinteresados en la lectura, que estaba convencido eran la mayoría de la población. Hasta entonces de Adrián no había conseguido más que “más o menos”, o “no está mal”; nada de que emocionarse mucho.
Creyeron que Mabel continuaría su camino pero no, ella se quedó sentada cerca de la entrada del pabellón conversando con unos amigos. Sebastian y Adrián permanecieron en silencio como si la presencia de Mabel los interrumpiera; a Sebastian por lo menos sí, quien aprovechaba que ella estaba de espaldas para poder mirarla fijamente. Adrián se aburrió de tanto silencio:
-¿Cuántos cuentos llevas escrito sobre ella?
-Con el de ahora tres.
-¿Y van a ver más?
-Quizás
-Alucina que llegues a ser un escritor famoso. Te invitan a una entrevista y te preguntan “¿quién es Sonia?”. ¿Qué responderías?
Sebastián se tomó un minuto en pensar su respuesta.
-¿Si soy famoso, no?
-Famosísimo.
-No mentiría. Diría que se basa en alguien real, hasta daría su nombre y apellido.
-¿Y si ella se entera?
-Mejor aún. Si soy tan famoso como dices tal vez así nos llegamos a conocer en persona.
-Eso es menos patético a esperar a que se muera.
Empezaron a reír de nuevo.
-O sea que mi cuento no es sólo cursi, sino también patético.- dijo Sebastián manteniendo la sonrisa en su rostro -Qué bueno que no perdí el tiempo buscándole un título.
Arrugó el pedazo de papel hasta convertirlo en una esfera, y sin levantarse lo lanzó hacia el cilindro de basura que estaba a unos metros. Limpiamente la esfera cayó al interior del basurero.
-Qué buena puntería- le dijo Adrián.
-Soy bueno tirando mis cuentos a la basura- le respondió Sebastián y volvieron a reír.
Mabel todavía estaba allí.
Siempre superándote a ti mismo, estupendo.
ResponderEliminarEste cuento me ha gustado de sobremanera; la historia conmueve, es fresca y con una muestra de humor fino que no puedes evitar reírte cuando te ves retratado en ella. Increíble.
Un saludo.
Interesante Ludobit...el chico cero romanticismo jeje.
ResponderEliminarYa te flecharon o qué? Sé que pones 'cuento ficción' pero algo escondes...algo escondes jeje.
Ya tendremos oportunidad de que me toques ese tema, saludos.
Entretenido, dinámico, real, sencillo, he leído tu idea en otro libro, y sucede que también eres escritor, reconocido por nosotros y leído por gente común. es como si tu escrito y tu no tuviesen nada en común y todo en común, que fueran vidas paralelas que no se cruzan pero pasan muy cerca la una de la otra. Gracias por escribir para mi. Un beso desde el fin del mundo.
ResponderEliminar"Contemplando la lápida" fue algo inesperado. Por enésima vez consecutiva debo decir que es un muy buen cuento.
ResponderEliminarAdrián es un buen crítico, me hace recordar a mi hermano. El día que él considere bueno algo que he escrito me sentiré con la capacidad para escribir a todo el mundo xD
Muy bueno el cuento. Estoy seguro que el cuento de Sebastián hubiera sido popular entre la gente a la que sí le gusta leer. Y bueno, a veces existe una "Mabel" en nuestras vidas. Saludos.
ResponderEliminarHola Ludobit!! Me gustó mucho. Es entretenido, tiene un buen diálogo y un excelente final, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos
Linda historia...de lo que pudo ser y no fue...y de lo que podría ser si quisieramos que lo sea.
ResponderEliminarY bonito juego del escritor y el personaje..., escribiendo la historia del que escribe una historia :)..
Sebastián tiene algo de mí... y me hace recordar a un tal "Mabel" en mi vida de universitaria...creo que la mayoria tenemos uno/una ;).
Salu2
Oh! muy bueno, me entusiasmé a leer tu entrada al ver a la serpiente que se come al elefante en "El Principito" ^^ ¿será que no leo mucho? jajaja muy bueno la verdad.
ResponderEliminarSaludos!
Maravilloso este relato, me ha gustado mucho, tiene una vuelta de tuerca argumental interesantísima, una historia dentro de otra, hablando quizás al unisono, aunque me inclino más por pensar en dos voces que generan una tercera y me ha encantado el humor que recorre la narración.
ResponderEliminarEstupendo Ludobit!
Abrazo.
hola rafael! y bienvenido de vuelta despues de tanto. me alegra q te haya gustado y muchas gracias por tus palabras. un fuerte abrazo
ResponderEliminarhola aldo. jaja, algo escondo? la literatura es el arte de mentir despues de todo. un abrazo :)
ResponderEliminarhola bellarte. con mucho gusto escribo para ti y para todo aquel que se detenga unos minutos a leerme. gracias por tu palabras. besos :)
ResponderEliminarhola paty. tu comentario resume a la perfeccion el cuento jeje. muchas gracias por la visita y tu comentario. besos :)
ResponderEliminarhola victor. todos tenemos nuestras musas, creo. un abrazo, ah, y no se que pasa con tu blog que intente comentar tu ultimo post pero no habia para comentarios. ojala sea algo momentaneo,
ResponderEliminarhola gabriela. gracias por tus palabras. que bueno que te haya gustado. un fuerte abrazo :)
ResponderEliminarhola mimy. en distintas etapas de nuestra vida siempre aparece un/una "mabel", alguien que en mayor o menor medida nos llama la atencion y consume nuestros pensamientos. gracias y un abrazote :)
ResponderEliminarhola munani. gracias por pasar por mi blog y comentar. bienvenido :)
ResponderEliminarhola juan. me entusiasma tu entusiasmo, valga la redundancia jeje. muchas gracias por tu comentario. un afectuoso abrazo desde lima
ResponderEliminarLudobit, al igual que Juan me encantó que hicieras o experimentararás una historia dentro de otra y una vuelta de tuerca. Me gustó la estructura. mE simpatiza Sebastian y sus historias.
ResponderEliminarCuando lo leí, no sé porque me pareciuó como un texto tierno que después se volvió irónico, me encantó porque me parecía como uan especie de parodia de las personas que copian historias de otros y no viven su propia historia. Me encantó esa visión, no sé si fue la idea de tu texto, pero me encantó, eres muy original, besos
Esto ha sido de lo mejor.
ResponderEliminarTe leo hace tiempo, pero recién hasta ayer me dí cuenta que IExplorer y Blogger no se llevan nada bien, mucho menos a la hora de dejar comentarios.
Saludos.
hola mixha. q bueno que te gustara el cuento, y que te agrade sebastian. gracias por tu comentario, en especial por decir que soy original :)
ResponderEliminarbesos
hola okiperu. seguro esa es la razon por la que otras personas me han dicho que no pueden postear sus comentarios. yo hace siglos que no uso iexplorer. pase luego a mozilla pero ahora mi favorito es chrome. gracias por la visita. saludos
ResponderEliminarTenemos casi los mismos 'amigos' blogger y no entiendo como no te leí antes -.-
ResponderEliminarBuena historia, lo mejor de todo es que era una historia dentro de otra. Te sigo!
PD: Esa canción se la dedique a mi mamá.Por obvias razones. Se llama Mabel.
Me gusta hasta que comienzan los diálogos. Son un poco forzados y ensucian la narración.
ResponderEliminarhola cafeinomana. gracias por tu comentario. seremos "amigos" (con o sin comillas) desde ahora jeje. un abrazo
ResponderEliminarhola blimele. gracias por tu opinion. lo tendre muy en cuenta. un abrazo :)
ResponderEliminar