No habían ganado la medalla de plata; habían perdido la de oro. Así se
sentían los tres adolescentes ajedrecistas del colegio Salesiano Rosenthal. Por
eso las caras largas y la inapetencia; hubieran preferido volver directamente
del coliseo a su hospedaje en vez de ir a un restaurante, y se lo habían hecho
saber a su entrenador, pero la autoridad de éste languidecía completamente ante
la del padre Rogelio, director del colegio, quien era la única persona en esa
mesa con ánimos de celebrar, porque de todas formas ese segundo puesto era todo
un hito no sólo para la historia deportiva de la institución que él regía, sino
también para la de toda la congregación salesiana en el Perú. Luego de
prácticamente obligarles a hacer un brindis con los vasos de Inca Kola, les
dijo a los tres jóvenes que en el desfile del día siguiente irían al comienzo
de toda la delegación del Rosenthal.
Como si sentirse mal por la derrota del día anterior no fuese
suficiente, ahora, en pleno desfile, los ajedrecistas tenían que soportar la
notoriedad de ser sólo tres; los equipos de fútbol, básquetbol, voleibol, y
bandas de música de su delegación y de las otras delegaciones salesianas formaban
grupos numerosos y compactos cuyos integrantes fácilmente se perdían a la vista
del público. Los demás colegios no habían llevado sus equipos de ajedrez porque
el deporte ciencia no formaba parte de las competencias por los noventa años
del colegio salesiano de Cusco.
La selección de ajedrez del Rosenthal había llegado a la ciudad
imperial para una competencia mucho más importante: el campeonato nacional
escolar, que afortunadamente coincidía con las festividades por el nonagésimo aniversario
del colegio cusqueño, cuyas instalaciones habían sido acondicionadas para
recibir a distintas instituciones salesianas de todo el Perú. Por supuesto, los
sacerdotes a cargo no tuvieron problemas en hacerles un espacio extra a los
ajedrecistas y a su entrenador; y tampoco tendrían problemas en facilitarles
uno de sus minibuses escolares, con todo y chofer, para que les sirviera de
movilidad cada vez que tuviesen que jugar. El campeonato se realizaría en el coliseo
Casa de la Juventud.
Día a día, en la misma cancha en la que dos años antes la selección
peruana de voleibol había ganado el sudamericano del 93, los casi veinte
colegios participantes del campeonato nacional se enfrentaban entre sí rodeados
por tribunas que albergaban dieciocho mil almas ausentes. Todo transcurría sin
novedades hasta que a la mitad de la competencia apareció una persona que traía
consigo una grabadora portátil de voz. Se acercó hacia el primer equipo que vio
libre y disponible, aunque sólo entrevistó a uno de sus integrantes:
-Joven, radio Amauta te escucha. ¿Cuál es su nombre?
-Sebastián.
-¿Cómo se llama tu colegio y de dónde es, Sebastián?
-Salesiano Rosenthal. Representamos a Lima.
-¿Cómo le está yendo a tu colegio en el torneo?
-Muy bien. Estamos invictos.
-¿Y tú no has perdido hasta ahora?
-Exacto. Aún no he perdido.
El reportero le dio las gracias y de inmediato fue en busca de más personas
a quienes entrevistar, sintiéndose algo incómodo por las repentinas risas de
los otros dos jugadores. Estos no pudieron evitarlo al escuchar la última
respuesta de Sebastián porque, en efecto, no había perdido hasta ese momento, y
es que no había jugado; Sebastián era el suplente del equipo.
Justamente, gracias a su condición de suplente, Sebastián podía
acercarse lo suficiente a las mesas de juego y ver cómo iban las partidas;
información bastante útil en especial cuando tenía que compartirla con el padre
Rogelio (quien siempre los acompañaba al coliseo) cada vez que le preguntaba “¿estamos
ganando o perdiendo?”. En cada ocasión Sebastián le respondía que estaban
ganando, siempre mostrándose excesivamente confiando al ser testigo del nivel
de los rivales. Pero en la final...
-Estamos perdiendo, padre- respondió, visiblemente angustiado.
El padre Rogelio, como las otras veces, volvía a quedarse dormido en su
asiento, bien abrigado con una colcha que le cubría las piernas.
"Perdimos, padre" le avisaría Sebastián con mucho cuidado de no
despertarlo bruscamente, luego de que el árbitro declarara al colegio Claretiano
de Trujillo vencedor.
El padre Rogelio siguió igual de sereno. Antes de saber el resultado,
anticipándose a una mala noticia, mentalmente ya había tomado una decisión.
En el patio del colegio salesiano de Cusco, cuando le llegó el turno al
Rosenthal de desfilar delante del palco de honor, se escucho la voz del locutor
a través de los parlantes:
-A la cabeza de la delegación del colegio Salesiano Rosenthal, viene
desfilando su equipo de ajedrez: CAMPEON NACIONAL ESCOLAR. Un fuerte aplauso
para ellos.
Si no fuera porque lo acababa de leer, el locutor no se habría enterado nunca de tal torneo. Si la gente que aplaudía no hubiera escuchado al locutor, tampoco. ¿Les habría interesado saber la verdad? ¿Cómo se podía mentir sobre un campeonato nacional? O sea algo que involucraba a todo el país… aunque la categoría era escolar… y el deporte, ajedrez... Sebastián y sus compañeros se sintieron insignificantes.
Si no fuera porque lo acababa de leer, el locutor no se habría enterado nunca de tal torneo. Si la gente que aplaudía no hubiera escuchado al locutor, tampoco. ¿Les habría interesado saber la verdad? ¿Cómo se podía mentir sobre un campeonato nacional? O sea algo que involucraba a todo el país… aunque la categoría era escolar… y el deporte, ajedrez... Sebastián y sus compañeros se sintieron insignificantes.
El padre Rogelio, quien con su puño y letra había escrito el texto que
había leído el locutor, sonreía satisfecho.
Y el entrenador en su asiento, en uno de los estrados anexos al
principal, construía ansiosamente en su mente la respuesta a la pregunta que
estaba seguro sus colegas que le rodeaban le iban a hacer: “¿no nos contaste
que tu equipo había quedado subcampeón?”, o algo por el estilo. Pero nadie le
haría esa pregunta.
*
Muy entretenido este cuento, no sabía que Sebastián jugaba ajedrez(si es que llegó a jugar, claro).
ResponderEliminarFelicitaciones por la historia, aunque el final me dejó una sensación de 'continuará...', en caso sea así, estoy a la espera.
Felicitaciones Josué.
Hola Ludobit,regreso ligero de equipaje a tu hermosa casa, aquí me quedo, un placer, hermosas letras, pasa buen día, besos sinceros...
ResponderEliminarEs verdad, solo fue como un medio capitulo, como dice Aldo, pero esto es lo bueno de los cuentos, los terminas como quieres. Tu estilo no lo pierdes nunca.
ResponderEliminarPd. El cuento estuvo bien, pero no se jugar ajedrez así es que me quedo en las mesmas. Para mi no significa gran cosa perder. Un beso desde el fin del mundo.
Hola Ludobit!! Me gustó mucho, el remate muy bueno. Es un placer leer tu escritura porque tiene un estilo definido.Felicitaciones
ResponderEliminarUn abrazo
El eterno dilema del segundo lugar ¿por qué será que los terceros llegan a casa con una sonrisa y los segundos con cara larga? :).
ResponderEliminarLos campeonatos de colegio, eran nuestras olimpiadas personales..cuando medíamos fuerzas con nuestros colegios "rivales"...yo lo tomaba tan en serio que era asunto de importancia nacional ;).
Buen relato.. me causó mucha gracias el "invicto Sebastián"..pero era cierto.
Un abrazo.
Me olvidaba por fin conozco la mentada "INCA KOLA" ahora nadamas me falta probarla.
ResponderEliminarSi hemos oído mucho sobre la gaseosa peruana, muy buena historia. Además de mostrar un estilo sólido y definido nos regala una dulce relatividad sobre los conceptos de verdad y mentira.
ResponderEliminarExcelente, los curas suelen elegir ese tipo de verdades.
Abrazo, quizás esta historia tenga continuación...
Capo Sebastián... invicto porque nunca jugó, pero era 100% verdad. Al final me quedé con ganas de leer más... una segunda parte dices?
ResponderEliminarUn beso Lubobit, un placer leerte como siempre!
*Al fin puedo comentar!!!
Puxa, yo no sé jugar ajedrez. Cuando leo historias de este tipo me quedo picón.
ResponderEliminarSaludos.
Muy buen relato. Aunque para mi este relato no trata sobre el ajedrez, sino sobre lo que pasa alrededor, fuera de el pequeño mundo de jugadas, estrategias, y libros llenos de símbolos casi esotéricos. Esperemos que haya segunda parte.
ResponderEliminarhola aldo. el ajedrez es divertido, al menos para mi si. gracias por el comentario y saludos :)
ResponderEliminarhola don vito. gracias por comentar y quedarte :)
ResponderEliminarsaludos
hola bellarte. el ajedrez no es tan aburrido como parece, puede llegar a ser fascinante. un abrazo desde lima
ResponderEliminarhola gabriela. gracias por tu comentario. es un gusto leerte a ti tambien. un abrazo
ResponderEliminarhola mimy. la competitividad, sin llegar a extremos, es algo bueno. nos motiva a superarnos. gracias por tu comentario. un abrazo
ResponderEliminarjejej bellarte, tal vez no te vaya a gustar. los que no son peruanos le encuentran un sabor como a chicle
ResponderEliminarhola juan. gracias por tu comentario. wow, los curas dan tema para rato :)
ResponderEliminarsaludos
hola marite. gracias por tus palabras. leer tu blog es tambien un placer :)
ResponderEliminarun abrazo
hola okiperu. el ajedrez es un buen ejercicio para la mente. tal vez algun dia nos enfrentemos jeje. saludos
ResponderEliminarhola tonto de la colina. gracias por la visita y compartir tu interpretacion. saludos :)
ResponderEliminarLo mejor: "rodeados por tribunas que albergaban dieciocho mil almas ausentes"
ResponderEliminarentretenido, pero le falta algo... tal vez ser menos descriptivo e interiorizar? boh, sólo es una mera opinión.
Nos leemos
Ludobit, si se concreta esta reunión de bloggers, tal vez podemos jugar una partida de ajedrez =D
ResponderEliminarUn beso!
hola insana. tu opinion es bienvenida. gracias por la visita. saludos.
ResponderEliminarp.d: nubeluz tenia mejore dibujos que el show de yuli :)
hola paty. reunion de bloggers? me apunto. cuando quieras jugamos and... i will kick your ass jaja
ResponderEliminar:)
Oeeeee ptm escribes demasiado pero lo lei un poco apurado.
ResponderEliminarel ajedres es es chevere! y buena historia
saludoss
Alguna vez me consideraron un prodigio en el ajedrez... pero no se me dio.
ResponderEliminarExcelente historia como siempre.
Soy mal perdedor... no soportaría un segundo puesto, o algo así.
ResponderEliminarPersonalmente me ha parecido un cuento muy fresco, como de costumbre, y completo. Pero si hay segunda parte, bienvenida sea.
Saludos Ludobit.
P.D: Uff te comento recién, se me ha partido (literalmente) la columna lumbar, y soy tributario de irme al mismísimo cielo... pero seguiré leyendo mientras pueda :).
hola maxwell. demasiado? son menos de 1000 palabras... gracias por tu comentario. saludos :)
ResponderEliminarhola edch. hay varios bloggers ajedrecistas, habra que hacer un torneo jaja. gracias por la visita. saludods
ResponderEliminarhola rafael. gracias por darte el tiempo de comentar a pesar de tu estado de salud. ojala te recuperes pronto y que tu situacion no te impida seguir escribiendo. saludos y mis mejores deseos
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