A mediados del 2004 Patricia y yo
éramos amigos, compañeros, alumnos de la misma facultad y por alguna razón nos
enviábamos mails regularmente contándonos nuestras cosas. Mientras que los de
ella tenían como subject el típico “hola”,
cada uno de los míos tenía nombre propio, o sea un título distinto y
significativo, y es que eran correos muy distintos entre sí porque contaban
pasajes de mi vida en diferentes épocas. Patricia se limitaba a escribirme sobre
su actualidad.
Se supone que todo lo que nos
contábamos era verdad… bueno, en mi caso no siempre era así. A veces exageraba
los hechos o, cuando la memoria me fallaba, inventaba situaciones que encajaran
bien en la historia contada. Todo con un solo propósito: hacer que el mail
fuera lo más entretenido posible. En uno en especial mi imaginación se desbordó.
Fue aquel donde le conté de cómo dos años atrás había intentado conseguir
trabajo como acompañante de mujeres mayores, en otras palabras, como gigoló; hecho que sí ocurrió. En resumen, sólo había sido una conversación de 15
minutos con un señor alto, panzón, y bigotón que casi me convence que podía hacerme
rico teniendo sexo con señoras de la alta sociedad limeña; yo había ido a esa entrevista de trabajo por un anuncio,
pero al final no pasó nada porque, entre otras cosas, pensé que todo era
demasiado bueno como para ser cierto y que podría salir perdiendo. En ese mail
inventé mi preocupación por mi nombre de batalla
(si es que llegaba a conseguir el trabajo) porque tenía que ser un buen nombre,
uno que llamara la atención de posibles clientas, un nombre digno de un
semental. Le conté que mi primera opción había sido “Máximo” (por su obvio carácter
superlativo) pero que luego lo cambié por “Máximus”, porque esa terminación latina
en “us” lo hacía sonar poderoso, como Spartacus (esclavo y luchador romano), Óptimus (líder de los autobots), o Brutus (el rival de Popeye), por
citar algunos ejemplos. Pero luego le conté que de repente “Máximus” era tan
buen nombre que al final una clienta podría sentirse estafada al ver que tal denominación
no iba con mi persona, mucho menos con mis atributos: “mucho nombre para tan
poco pene” reclamaría aquella señora, fue lo que escribí en el mail, tal cual y
sin eufemismos, porque con Patricia no había temas ni palabras prohibidas. También
mentí cuando le conté que al finalizar la conversación con en ese señor
rechacé su oferta de trabajo ahí mismo; en realidad pasaron un par de cosas en
los siguientes días antes de que tomara una decisión definitiva, cosas que no
le conté, principalmente, porque en ese punto el mail ya estaba muy largo.
Bauticé ese correo como (haciendo
referencia a mi posible empleador) “Un señor muy alto con unos bigotes enormes”,
parafraseando el titulo “Un señor muy viejo con unas alas enormes”, un cuento
de García Márquez.
A Patricia le causó mucha gracia: “me
cagué de risa” fueron sus palabras exactas, y yo quiero creer que me lo dijo
sinceramente.
Aquel correo luego se convertiría en el
primer cuento publicado en este blog. Y con ese ya son 30 los cuentos
publicados, todos basados en textos escritos entre el 2006 y el 2010. Pues
ahora resulta que precisamente ya se me acabaron esos textos base y por eso no
me queda otra que empezar a narrar hechos reales, algo así como crónicas, en
paralelo, mientras voy desarrollando ideas que he ido acumulando durante el
tiempo de vida de este blog. Por cierto, gracias a todos los que me siguen.
Pensando en aquel señor muy alto con
bigotes enormes, puse en Google “productor porno Perú” y no solo di con su
nombre (no me acordaba de ese dato): Guillermo Cannesa; encontré también este informe
del programa “Enemigos Públicos” donde él es el protagonista.
La industria porno en el Perú (sólo para adultos)
***
Nota: si alguien se ha preguntado por qué mi ritmo de publicación ha sido tan irregular en lo que va del año es porque he estado jugando mucho con mi regalo de navidad:
Es muy interesante leer los correos que uno le envia a una persona; ¿que hechos cuenta?; ¿cómo los cuenta?,
ResponderEliminarallí uno es su propio escritor, editor y personaje.
Viendo el video comprendo totalmente tu alejamiento (y lo envidio ;-))
Un abrazo!
lastima que me olvide la contraseña de ese correo asi que ya se perdieron esos mails. un abrazo igualmente, juan
EliminarYo me acuerdo de un cuento que tenía un billete como imagen.
ResponderEliminarPD. Yo si te contrataba. Imaginate "Maximus... Ooohhhh... Maximussss....haaaa...hoooo...mmmmm.... Maxi Max... Haaa..." no importa el costo. ;)
ooooooohhhhhhhhhhhhhhh bellarteeeeeeeeeeeeeee!!!! :P
EliminarQué mostro que tengas tiempo para jugar!!! Yo suplico por 5 minutos de este desgraciado y no me da ni 2 minutos al día, puedes creer? Ya ni siquiera puedo conversar bien con mi esposo :( llego y me duermo!
ResponderEliminarpues la verdad le robo un 'poco' de tiempo a mis horas de sueño jaja, consecuencia: dormir en mi trabajo sobre mi escritorio en la hora de descanso.
Eliminarun abrazo, marite
Hasta hace poco tuve alguien con quién escribir ese tipo de emails, era bien chévere, lo era. Ahora extraño eso.
ResponderEliminar"Mucho nombre para tan poco pene" una frase memorable, sin duda xD
Sigue jugando, pero no nos dejes mucho tiempo sin tus posts, sí?
Un beso, Maximus :)
dentro de poco salgo de vacaciones asi que podre balancear mis horas de juego, escritura, y otros placeres.
Eliminarbesos, patyUS XD
Estaré atento a tus escritos, como siempre. Siempre son de buena calidad. Por cierto, yo me terminé el Zelda Skyward Sword hace 2 semanas, y a fin de mes le haré su análisis respectivo
ResponderEliminarSuerte en el juego ;)
estare atento a tu reseña, pero por fa, sin 'spoilers' o revelaciones de la trama jejeje
Eliminargracias y saludos, edch
Yo jugué la de la Ocarina del tiempo en mi compu pero no lo terminé, tremendo pecado! es que en una parte se rayaba, no era un buen emulador...Ah! sobre el cuento, bueno, tus narraciones siempre son muy buenas, estoy seguro que el tiempo como blogger ha ido aumentando tus experiencias, insumos de tu panadería de cuentos ^^
ResponderEliminarSaludos!
yo tambien jugue Ocarina en emulador! por suerte a mi no se me rayo asi que pude terminarlo.
Eliminargracias por tus palabras, munani. saludos
...Maximus! al toque mi hiciste recordar a Martín Romaña y Octavia de Cádiz (Octavia lo rebautizó como Maximus).
ResponderEliminarbuena! tienes toda la razon, oscar. se me paso ese dato. saludos :)
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