Fue pura
intuición lo que me había hecho sospechar que las cosas no iban bien entre
Mónica y Oscar, por eso cuando ella me contó que habían terminado no me
sorprendió mucho. “Cuatro años de enamorados aburren a cualquiera, ¿no crees?”
me dijo tratando de no mostrarse afectada pero sin éxito.
Ya me
había parecido extraño, la semana pasada nomás, llegar a la casa de Mónica y
enterarme que su familia había salido de viaje y que ella y Oscar no quisieran
estar solos. Era un sábado en la noche y me pregunté lo que me parecía lo más
natural en una situación así: “¿si tienen una casa para ustedes solos por qué
no están tirando?”. Supuse, sin saber exactamente cuánto tiempo llevaban
juntos, que habían caído en una rutina en la que estar a solas ya no era
emocionante. Lo que me llevó a pensar (y es que la mitad del tiempo sólo pienso
en sexo) que tal vez por variedad querían hacer un trío conmigo; y que lo que
me había dicho Mónica, que esa noche saldríamos con unos amigos de ella, era
floro. Convencido de lo que pasaría casi digo: “pero qué falta de confianza,
Mónica; no era necesario que me mintieras”,
y a Oscar: “Ok: tú por un lado, yo por el otro, pero nada de cruce de espadas”. Afortunadamente,
antes de que hiciera el ridículo, Oscar preguntó: “¿amor, ya respondió alguno
de tus amigos?”, y ella, mientras revisaba su celular: “no, todavía”, Me quedó
claro que lo del trío, nada; en cambio la salida si iba en serio.
Aún así
seguía confundido sobre mi rol. Mónica y yo llevábamos dos años sin comunicarnos
cuando de la nada, ese mismo sábado horas antes, reapareció en mi Messenger. Me
saludó y de inmediato me preguntó si tenía planes para esa noche. “No” le dije
automáticamente, sorprendido. Me habló sobre salir con su enamorado y unos amigos
más y que el punto de encuentro sería su casa. Luego de confirmar direcciones y
teléfonos se desconectó. Segundo después tomé conciencia de que de un momento
para otro tenía planes para reunirme esa noche con un grupo de desconocidos así
que mi primera reacción fue tomar mi teléfono y cancelar, pero rápidamente me
di cuenta que no tenía una buena excusa y, por otro lado, algo en mí me decía que
nada perdía en conocer nuevas personas, al menos para huevear un rato. Además
no todos iban a ser desconocidos: aparte de Mónica conocía también a su
enamorado con quien había conversado un poco la última vez que ella y yo nos
habíamos visto, un día en su casa en la que la ayudé con un trabajo de su
universidad.
Tratando
de entender mi invitación supuse que ella tenía planeado algo grande, una
celebración donde a mayor cantidad de gente, mejor. O que estaba caída de
amigos y que por eso no le había quedado otra que pasarme la voz. Esto último
lo pensé en broma pero al parecer resultó ser lo cierto, porque ya eran más de
las 11 y por más que ella llamaba, enviaba mensajes y revisaba su celular,
nadie le daba una respuesta positiva. No sé por qué Oscar no lo intentaba desde
su teléfono con sus propios amigos o contactos; con el pasó de los minutos
incluso se olvidó de mi y dejó de conversarme para concentrarse en su enamorada,
ansioso porque ella le diera una buena noticia. En sus rostros era evidente su
preocupación como si por nada del mundo quisieran esa noche pasarla solos. Casi
se pudo escuchar un “ufff” de alivio de ambos luego que Mónica anunció que Carla
nos esperaba en su casa.
En el
taxi Mónica no dejó de recomendarme a su amiga sin darme muchos detalles para,
según ella, no arruinarme la sorpresa. “Tienes que hacerle el habla” me
insistieron ella y Oscar emocionados ante la idea de que entre Carla y yo
pasara algo y la velada fuera finalmente una especia de cita doble.
*
“¿A eso
tengo que hacerle el habla?” me pregunté asustado cuando Carla nos abrió la
reja de su casa. No lo pensé en forma despectiva; con “eso” quise resumir: “¿a
ese mujerón que me lleva una cabeza de altura, bonita, con buenas curvas y de
porte atlético (aunque los músculos de sus brazos estaban muy marcados para mi
gusto)… a eso debo hacerle el habla?”. Pues no, porque entrando a la sala nos
enteramos que Carla tenía enamorado. Nos presentó a Alberto: un moreno de 1.90m
mínimo con pinta de gladiador y bastante risueño. Atrás en estaturas quedamos
Oscar y yo que bordeábamos el 1.70m, dejando a Mónica como la más chata. Cuando
nos sentamos ya estaba aliviado por no tener la obligación de caerle especialmente
bien a nadie pero me sentía más desubicado que nunca, solo en medio de esas dos
parejas. Parecía que era víctima de una broma pero escuchando las primeras
palabras entre Mónica y Carla comprendí que llevaban un buen tiempo si hablarse
y sin saber nada la una de la otra:
-Discúlpame,
Josué, te juro que no sabía que ella tenía…- me dijo Mónica en el momento que
Carla y Alberto estaban en la cocina alistando los tragos y bocaditos.
-Bah- la interrumpí
- no te preocupes.
Ya con
los tragos, bocaditos y cigarros en la mesita de la sala empezó la conversación
en serio. Encendí un cigarro, cogí un vaso y deliberadamente, sintiéndome
completamente ajeno a la situación, decidí no participar salvo que tuviera que responder
alguna pregunta puntual. Al comienzo Mónica y Carla acapararían la charla poniéndose
al día o hablando de cosas que sólo a ellas les interesaban, pero poco a poco
sus parejas se involucrarían más y más. Hasta que, inesperadamente… silencio:
cuatro personas (me estoy excluyendo) reunidas con ánimos de conversar no
sabían de qué hablar. Fueron como cinco minutos, larguísimos para ellos estoy
seguro. Su incomodidad me causo gracia pero ese buen ánimo desapareció apenas
Mónica mencionó haber leído en algún sitio sobre las diferencias entre hombres
y mujeres cuando están en una relación de pareja; hizo un breve resumen y por
supuesto el resto tenía algo que decir: que los hombres son más cerrados y las
mujeres emocionalmente más abiertas, que a los hombres más les interesa el sexo
y a las mujeres más los sentimientos, que quién es más infiel: ¿el hombre o el
mujer?... y yo mientras tanto sólo quería meterme dos cigarros encendidos a
cada uno de mis oídos y quemarme los tímpanos para no tener que escuchar
aquello tan aburrido. Se puso interesante cuando empezaron a hablar de sexo pero
otra vez Mónica aplastó mi emoción cuando mencionó la menstruación:
-No sé
por qué los hombres no nos quieren tocar cuando estamos con la regla. Acaso no
saben que en esos días es cuando estamos más… más…
-Más arrechas,
amiga, esa es la palabra, no tengas vergüenza- le dijo Carla riendo y dándole la
razón.
Y
revelaron más intimidades que, de imaginármelas, normalmente me hubieran
excitado pero por culpa de Mónica no podía sacarme de la cabeza la escena del
ascensor de "El Resplandor"[The Shining].
[escena del ascensor]
La
reunión se puso más dinámica con algunos juegos que tenían como principal
objetivo el revelar secretos o cumplir algún castigo, como tomar más trago o hacer
el ridículo. Ahora sí tuve que participar y traté de no quedarme atrás al
momento de proponer castigos, que fueron desde bailes eróticos, pasando por la simulación
de algunas poses sexuales, hasta la
introducción de trozos de hielo en la ropa interior; claro que eventualmente
se revertieron hacia mí. A esas alturas el trago ya nos tenía más desinhibidos
y alegres, pero no olvidábamos que los papás de Carla estaban en la casa, y por
la hora, ya durmiendo de hecho. Aún así parecía que en cualquier momento
perderíamos el control. La primera fue Mónica quien, mandando al carajo el
juego, nos ordenó a los hombres que bailando nos desnudáramos la parte de
arriba. Y cumplimos.
-¡¿Qué es
esa marca?!- dijo de pronto Carla, muy seria, señalando una marca oscura en el
pecho de Alberto.
-Nada, mi
amor, sólo es un lunar- dijo él sin perder la sonrisa.
-¿Lunar?
Te he visto calato antes, negro de mierda, no me vengas con que es un lunar; ¡es
una chupetón!
Oscar, Mónica
y yo examinamos la marca y le aseguramos a Carla que en efecto era un lunar,
aunque se lo dijimos con el afán de tranquilizarla sin estar plenamente
seguros, porque con el alcohol que llevábamos encima era difícil verificar si
se trataba o no de la mordida de otra mujer.
-Chicos,
es mejor que se vayan- nos dijo tratando de contener su furia; mientras los que
teníamos que vestirnos lo hacíamos.
Todos, cruzando
el pequeño jardín, fuimos hacia la puerta enrejada. Oscar, Mónica y yo nos despedimos
con un simple “chau”, volteamos, empezamos a andar y sentimos la reja cerrarse.
Entonces escuchamos un estruendo que sólo podía ser una cachetada, acompañada
por un “¡desgraciado!” exclamado por Carla. Mónica quiso regresar para ver si
podía ayudar en algo pero Oscar la detuvo diciéndole que lo mejor era dejar solos
a Carla y Alberto. Mónica estaba casi al borde de las lágrimas echándose la
culpa por su idea de desvestirnos. Ellos por su cuenta tomaron un taxi, y yo
otro. Llegué a mi casa poco más de las tres de la mañana.
*
Sí, Alberto
había engañado a Carla, y también habían terminado esos días. Eso y otras cosas
me estaba contando Mónica mientras tomábamos un café. “Dos relaciones que terminan
en menos de 7 días. Mala semana para el amor, ¿no?” me dijo. Traté de decirle
algo que pudiera hacerla sentir mejor pero no me estaba escuchando; era obvio
que me había invitado a esa cafetería sólo para que tuviera alguien que la
escuche hablar y nada más. Mejor para mí porque soy muy malo dando consejos o
tratando de levantarle el ánimo a alguien.
***
El Resplandor (The Shining), trailer
jajaja que divertido y que exagerado con imaginarte eso del resplandor. Pues que tal reunión, yo hubiera pensado que la chica estaba exagerando pero mira que buen ojo.
ResponderEliminarsinceramente siempre q alguien menciona el tema de la menstruacion se me viene esa escena a la mente (por un episodio de south park). debo estar mal de la cabeza jeje.
Eliminarsaludos, munani
Esa pela es DEMASIADO buena!!! Es más, mi proyecto de tesis en la universidad fue "la música en el cine según Stanley Kubrick en The Shining".
ResponderEliminarPobre Carla... Se debe sentir horrible descubrir una infidelidad y más así. Y con respecto a los años con alguien, mmmm eso es relativo, o sea nunca te casarás porque te aburre estar tanto tiempo con alguien??? La idea es no caer en la monotonía y hacer siempre cosas diferentes y divertidas.
Te mando un besote!
Buen post, como siempre!
la musica y sonidos en las peliculas de kubrick son geniales, algo q no he escuchado en otras peliculas. me gustaria leer tu tesis.
Eliminarun beso, marite
p.d: algun dia espero casarme y formar una familia, pero no estan en mis planes actuales, ojala nomas no se me pase el tren jaja
Formidable post, Ludobit. Creo que esta entrada habló más de ti que cualquiera de las crónicas anteriores. A propósito, creo que te aburrirías conmigo, a mí me encantan los temas emocionales-sentimentales, aunque tampoco soy reacia para hablar de sexo.
ResponderEliminarPero este post fue genial. Y esa película no la conocía. Se ve buena.
Un beso, Ludobit.
me gusta hablar de todo. mientras mas temas se toquen en una conversacion es mejor. por tu blog nomas uno se da cuenta lo interesante q debe de ser charlar contigo :)
Eliminarun beso, paty
Estuvo bueno todo este chisme, me encanto el tú como secundario.
ResponderEliminarPD. Y somos dos ;)
lo sospeche desde un principio (no contabas con mi astucia) ;)
Eliminarun beso, bellarte
Jajaja, buen post. Quién sabe y para la futura reunión bloguera hacemos algo parecido jajaja xD
ResponderEliminarSaludos.
por si acaso me voy ejercitando si es que acabo sacandome el polo jaja.
Eliminarsaludos, edch
Creo que para hablar de sexo con una mujer no hay que olvidar el aderezo de un poco de ingenio y fineza en las palabras.
ResponderEliminarSaludos ;)
depende, a algunas les puede parecer chocante el tema, a otras les aburren los eufemismos. hay todo en esta vida :)
Eliminarsaludos, jorge
Cuanta aventura en solo una noche! Una historia peculiar...me gusto, quizas las mujeres si somos complicadas :(
ResponderEliminarpero los hombres si que las enredan! ja ja ja
saludos,
una noche de copas, una noche loca... asi dice la cancion, no? :)
Eliminarsaludos, patricia
En la seduccion está el detalle. No se pero me acordé de la flaca de mi amigo que le exige sexo anal 3 veces a la semana. El se queja ante mi porque no le gusta :/
ResponderEliminarel problema de tu amigo es un problema q muchos envidiariamos XD
Eliminarsaludos, maxwell
Hay, menos mal, yo creía que la reunión terminaba en orgía...
ResponderEliminarBesos mentales.
yo tambien llegue a pensar lo mismo. si no hubiera habido mas gente en esa casa aparte de nosotros facil q si sucedia.
Eliminarun beso, belleza