De pronto su pajarito estaba más grande y duro, y su cabecita sobresalía como nunca
antes de su capucha. Diego lo observaba y creía que su pajarito lo estaba viendo a él también con su único ojo. Lo que
ocurría en su entrepierna era un suceso sin precedentes, y, sospechando quien
era la responsable, Diego regresó su mirada hacia la mujer desnuda y de
espaldas que se está contemplando en un espejo sostenido por un ángel. Era una
imagen de la “Venus del espejo”, del pintor más destacado del Siglo de Oro
español: Velásquez, que estaba en una de las pocas páginas a color de ese Pequeño
Larousse Ilustrado, un tomo rojo de casi 1000 hojas.
Diego tenía 4 años y estaba en la
biblioteca de su casa, que más que biblioteca era un pequeño cuarto que servía
de depósito de libros, cuadernos y papeles; el lugar en el que podía encontrar
siempre hojas en blanco que pintarrajear. Precisamente había estado buscando
algunas cuando se topó con el aquel libro grueso y pesado que normalmente
estaba en la fila más alta e inalcanzable de la estantería de libros. Lo hojeó y
a punto estuvo de cerrarlo y devolverlo a su sitio; aún no sabía leer y tantas
hojas en blanco y negro lo aburrían, pero descubrió que las había también a colores,
aunque eran poquísimas en comparación con el resto. Se propuso encontrar todas
y cada una de esas escurridizas hojas; en orden, desde el comienzo del libro,
pero su búsqueda se detendría al encontrar la segunda, que estaba en medio de
las palabras que empiezan con “B”. Ninguno de los “dibujitos” de la primera
cara de esa hoja le impresionó; “dibujitos” que en sí eran imágenes de pinturas
del siglo XVII. Sólo la última llamó un poco su atención, donde aparecía una
mujer desnuda a la que se le podían ver lo senos pero que pasaba algo
desapercibida por los árboles y personas que la rodeaban ("Venus y Eneas", de
Poussin). Volteó la página y apenas debajo del título “PINTURA CLÁSICA
ESPAÑOLA” estaba otra Venus, la de Velásquez esta vez. Fue un descubrimiento casi
mágico. Sus ojos recorrieron sin premura y con inconsciente deleite cada
porción de esa piel desnuda, hasta que quedaron fijos en la zona más redonda y
prominente de ese cuerpo de mujer: el culo de la diosa; no sabía que una
tendencia en él se estaba marcando en ese momento, un comportamiento que sería
más obvio a partir de su adolescencia, el de preferir verle las nalgas a la
chicas antes que las tetas, y por el que en la universidad se ganaría el apodo
de “ASSMAN”.
Fue ahí que sintió que algo pasaba con
su pajarito. Estiró hacia adelante el borde de su
buzo pantalón y de su calzoncillo de "Winnie the Pooh", y descubrió a ese pequeño y
erguido cíclope cabezón. Descubrió también que estaba sintiendo algo nuevo,
algo que le gustaba pero que, sin saber por qué, le causaba cierto
remordimiento, como si estuviera haciendo algo malo. Por eso de cuando en
cuando empezó a dar vistazos a todos
lados y aguzó el oído atento a que su mamá siguiera ocupada en la cocina haciendo
el almuerzo. Entonces, olvidándose por unos instantes de la diosa, empezó a
acercar lentamente el dedo índice de la mano que tenía libre hacia su pajarito de un solo ojo; tenía mucha
curiosidad por tocarlo. Pero a menos de un centímetro de que se diera el
contacto, su mamá, desde la cocina, puso fin a todo:
-¡Diego, a almorzar!- se escuchó en
toda la casa.
De inmediato Diego soltó el elástico de
su buzo y calzoncillo, y luego cerró el libro. Fue primero a su habitación por
una chompa, la más larga y holgada que tuviera. Cuando la encontró se la puso y
la estiró hasta cubrir la zona de su entrepierna. Y entonces fue a la cocina.
-¿Y esa chompa?- le preguntó su mamá algo
sorprendida; era Noviembre.
-Es que me dio frío- contestó Diego y
se sentó en la mesa.
-No te olvides de bendecir tus
alimentos, primero- le dijo su mamá.
Con el pasar de los años Diego
aprendería muchas cosas, cosas como que el nombre correcto de su pajarito es pene pero que podía llamarlo
también pinga, pichula, pito, verga, poronga, chota, pija, polla, cock, dick,
dispensado de leche, etc.; y cosas como qué es una erección y cómo sacarle
provecho, en especial cuando se encerraba en su cuarto a hojear su creciente
colección de libros de arte. Porque luego que aprendiera a leer, Diego
empezaría a investigar y acopiar todo material referente a la historia del
arte, aunque le prestaría más atención a las partes de esa historia en la que
apareciera alguna mujer desnuda. Ciertamente nada lo excitaba más que una mujer
así, representada artísticamente; a la hora de masturbarse, antes que las fotos
de cualquier conejita de Playboy o ver a Jenna Jameson en
acción, prefería a mil veces a una gordita calata de Botero.
Curiosamente sería Teresa, su esposa, quien más se beneficiaría de esa obsesión secreta: el mejor sexo de
su vida lo tendría en su luna miel que, gracias a un conveniente paquete turístico, pasarían viajando por algunos países de Europa. En ese viaje visitaron
varios museos, como el del Prado, en Madrid, el de Louvre, en París, entre otros, y horas
después de cada una de esas visitas, ya en el hotel, Diego le hacía al amor con
tanta pasión y energía que ella al final le repetía cansada y complacida
“gracias, gracias, gracias…”. Teresa creyó que la repentina excelencia de su esposo en la cama (que normalmente pasaba apenas de mediocre) se debía a la emoción del viaje; no tenía ni idea de que en realidad era por las obras de arte de
mujeres desnudas que abundan en esos museos, muchas de las cuales Diego ya
conocía pero que en su vida creyó iba a poder ver en persona y en todo su esplendor. Pero EL orgasmo
lo tendría Teresa en Londres, la noche del día que visitaron el salón 30 de The
National Gallery, donde se exhibe la “Venus del espejo” de Velásquez.
*
El himno de Assman
Me has hecho sonreír con el Dieguito infantil descubriendo sus aficiones; y luego, en su viaje de luna de miel con su pasión ante los desnudos de las obras de arte y sobre todo ante el desnudo de Velazquez. Supongo que dejaría rota a su mujer jejeje.
ResponderEliminarSaludos.
jajaja assman, quue buena.Creo que todos los hombres tienen algun fetiche, felizmente no tenemos que ir hasta París!
ResponderEliminarUn cuento absolutamente ameno y genial la forma en que está escrito, afortunadamente el común de las personas no tienen fetiches tan caros (o aún no lo han descubierto),,,
ResponderEliminarGracias por dibujar una sonrisa en mi día, un fuerte abrazo hasta Perú.
Uhh yo también tengo esa enciclopedia de Larousse!
ResponderEliminarGenial el relato de Diego, el assman.
Saludos.
hola moderato. sospecho su mujer no tiene ninguna queja al respecto jeje. gracias y saludos
ResponderEliminarhola pequeña biatch. todos los hombres y mujeres tambien, no? ;)
ResponderEliminarsaludos
hola juan. hay q saber escoger los fetiches, aunque creo q son ellos los qu nos escogen. abrazo fraterno hasta Argentina
ResponderEliminarhola edch. el mio esta viejito pero aun guerrea al momento de resolver crucigramas. saludos :)
ResponderEliminarmarite, tu comentario llego a mi correo pero no se por que no salio por aca. bueno lo copie y pegue:
ResponderEliminar...pero 4 años????? tan chiquitito???
Muy buen relato como siempre Ludobit! Eres un excelente bloggero y redactor.
Un beso enorme!
gracias por tu comentario, y sobre la edad, por ahi lei que un niño tiene erecciones desde que es un no nato... lo investigare por si acaso.
fuerte abrazo y beso :)
Wajajajaja el himno esta chido!XD
ResponderEliminarA mi como a Dieguito me excitan los dibujos artísticos, pero los que son en blanco y negro. Muy identificada. También tenía ese diccionario.
Aún me pasa lo mismo... pero con las "ODALISCAS" de Henri Matisse.
ResponderEliminarSaludos.
...y lo encontré en el mismo diccionario!
ResponderEliminarJaja de todas maneras 4 años es muy chiquito xDD Creo que es más normal que la primera la tengan a los 7 años (y no me vengan con que desde que es un feto tienen estimulos y bla bla porque claramente es otra cosa xD hablemos de nacidos por favor jaja)..
ResponderEliminarSaludos! Muy buen relato.
hola bellarte. gracias por compartir tan valiosa informacion ;)
ResponderEliminarun beso
hola oscar. q popular resulto ese diccionario, ya somos varios los q lo tuvimos y le sacamos provecho. un abrazo
ResponderEliminarhola barby. sospecho que tuve q haber investigado mas al respecto jeje. gracias la visita. un beso
ResponderEliminar^^ Sí ps a los 4 años muy temprano para cambios morfológicos, oye pero igual muy real y muy entretenido, mira que ahora Teresa ya sabe el cuadro perfecto para el dormitorio.
ResponderEliminarSaludos!
hola munani. lo de los 4 años ya investigue y si es mas q posible a esa edad. gracias por la visita y comentario. saludos :)
ResponderEliminarQue gracioso... no sabía que un niño podía tener una erección, creí que era imposible... =)
ResponderEliminarno te fies de la 'inocencia' de los niños jeje. besos, belleza
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