Le decíamos El Che porque se parecía al
Che Guevara, aunque en vez de uniforme militar el hermano Aarón usaba jeans gastados
y polos sencillos, y en vez de andar con una metralleta lo hacía con una
guitarra. Así que de revolucionario, nada, y de hippie moderno, tampoco. Exactamente
era un diácono, o sea alguien que está
en la etapa previa al sacerdocio, etapa que normalmente no dura más de un año
pero que en su caso parecía extenderse indefinidamente: llegó al colegio (el
salesiano Rosenthal) cuando pasé a primero de secundaria y se fue cuatro años
después, y en todo ese tiempo no llegó nunca el día en que empezáramos a llamarle
“padre” Aarón.
“Ay ay ay ay… que me come el tiburón,
mamá…” algo así decía la letra de esa canción y que entre sus pasos de baile
estaban colocar las manos sobre la cabeza en forma de aleta, y hacer una boca
gigante con los brazos extendiéndolos hacia adelante, abriéndolos y cerrándolos,
haciendo sonar cada “mordida” con el choque de las palmas. Había más canciones
así, con sus respectivos pasos también, y no sé por qué les gustaban tanto, tampoco
llegué a entender cómo es que alguien podía subir al estrado y por un micrófono
contar sus problemas y terminar llorando al frente de ciento de personas. Todo
eso, más juegos, dinámicas, actuaciones, etc., pasaba en sus reuniones
mensuales; la principal ocurría una vez al año y tenía nombre propio:
CampoBosco*, y que en su mejor época lograba prácticamente llenar el patio del
colegio, que es como del tamaño de una cancha de futbol, con la asistencia de
alumnos, padres de familia, familias enteras, del Rosenthal y de otros
colegios… en fin, cualquiera estaba invitado a participar.
Cuando se fue El Che, su guía y
fundador, empezó el declive de La Pastoral y eventualmente perdería influencia
en el colegio, y en menos de un año se irían tantos de sus integrantes que al
final quedaría reducido a una especie de simple grupo parroquial.
Nunca me importó qué había sido del
hermano Aarón luego que se marchara; asumí que simplemente la congregación lo
había enviado a otra comunidad salesiana. Hasta que un año después de terminar
el colegio lo vi en misa, un domingo y en nuestra iglesia. La verdad es que no hubiera notado su presencia
si no fuera porque detrás de mí, la voz de un muchacho le susurró a otra
persona “ahí está El Che”. Yo estaba distraído viendo a la rubia que estaba a
su lado; ella, al igual que El Che, estaba de pie a unos metros dándome la
espalda. Entonces la misma voz dijo con total seguridad: “esa gringa es su
novia”. No dijo más así que no me quedó otra que especular: tal vez la congregación
lo había enviado a algún lugar del Perú donde la conoció, se enamoró y mandó a la mierda a los
salesianos; tal vez nunca lo mandaron a ninguna otra parte, simplemente al ver
cómo se demoraban en ordenarlo sacerdote mandó a la mierda a los salesianos y
después la conoció y se enamoró; tal vez antes de preocuparse por su ordenación se enamoraron primero y en ese momento renunció sus votos… Y así hubiera seguido especulando
si no fuera porque la misma voz volvió a hablar; susurró: “pero qué buen culo
tiene la gringa”. Y yo, como si esa persona me hubiera hablado a mí, asentí con
la cabeza porque estaba completamente de acuerdo con él.
Nota:
CampoBosco: su nombre hace referencia a Don Bosco, santo fundador de los salesianos.
El baile del tiburón
Habrá que ver a la gringa, aquí por donde vivo hay solo extremos, o flacuchas, o gordas, wajjajajajaa.
ResponderEliminarPd. Que pena "ajena" por el baile del tiburón, wajajjajajaa.
Me muero con el baile!!!
ResponderEliminarPero qué fue con el Che, será que tienes que averiguar por ahí para dar con la razón exacta. Después de todo es extraño que tire la toalla si ya había pasado tiempo!
Un besito!
Buen post, como siempre!
Y siguen diciendo que el peligro de la juventud son las drogas; este tipo de bailes son el verdadero peligro de la humanidad (y también de los adolescentes),
ResponderEliminarMuy buena narración. Ese culo tiene una historia para contar, del día que le ganó la partida a Dios.
Un fuerte abrazo.
Hasta que por fin! (después de 2 semanas no?).
ResponderEliminarDos cortitas que fueron lo mejor del relato:
1.....¡sonríe!, hoy está prohibido estar serio” (me hubiera gustado haberle dicho esa misma frase el día que descubrió que su marido le era infiel
2.“pero qué buen culo tiene la gringa”. Y yo, como si esa persona me hubiera hablado a mí, asentí con la cabeza porque estaba completamente de acuerdo con él.
jeje, bien Ludo. Un beso.
Si mandó a rodar los hábitos... bien por él!
ResponderEliminarhola bellarte. y q tal las latinas por alla? ;)
ResponderEliminarbesos
hola marite. tengo pesadillas con ese baile (y con otros asi de parecidos... como el de el alacran te va a picar). besos :)
ResponderEliminarhola juan. ese culo le gano a dios jajaja y parece que por goleada. saludos
ResponderEliminarhólá pátý. lá cálmá vólvíó pór mís álrédédórés. grácíás pór cóntár lás sémánás :) bésós
ResponderEliminarp.d: mí técládó sí tíéné tíldé :p
hola oscar. bien por el y por los q tienen claro q quieren de la vida. saludos
ResponderEliminarJajajajaja qué buena! me gusto mucho lo de tu profesora cuando se enteró de la infidelidad y si a todos nos pasa! Lo de la gringa: CUAL ES LA DIFERENCIA ENTRE GRINGA Y RUBIA? aqui hay muchas y siempre me pongo a pensar.
ResponderEliminarUn relato excelente, narrado de forma entretenida y sobre todo, inteligente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Geniooooo regresaste! Hermano, se extrañaron tus historias.
ResponderEliminar"...tiburón a la vista, bañiiista.."
Que buen post, me haz hecho reír demasiado.
Ludóbít: Yá mé dí cúéntá.Ménúdá mánéra dé démóstrármélo :D
ResponderEliminarÁcábás dé próvócár úná ámplía sónrísá én mí ;)
hola mixi. hay diferencia en esos terminos aunque ya las usamos como si fueran lo mismo. gracias por la visita. besos :)
ResponderEliminarhola moderato. gracias por tus palabras. un abrazo
ResponderEliminarhola ruben. si me vieras bailar el tiburon te reirias mas jaja. un abrazo
ResponderEliminarhola paty. me alegra alegrarte :P
ResponderEliminarTiburón ha sido tremendo. Muy entretenido el texto, quedo a la espera de más.
ResponderEliminarSaludos.
Regresando después de tiempo a este blogsaso...Muy buen cuento Ludobit,me hizo recordar a cuando era chico y asistía a un grupo parroquial donde bailaba ridiculez y media: pequeño Deja vu.
ResponderEliminarOjalá y a la misa fueran gringas como las del relato, aunque casi nunca voy, pero cuando lo hago, creo identificarme bastante con el tipo de los susurros. Un abrazo!
me dio gusto conocer a tiburón a través de tus letras
ResponderEliminarmuchos saludos
No puedo imaginarme en un colegio religioso ni de broma. Me hubieran expulsado decenas de veces seguro. Suerte la mía que el colegio donde estudié estaba más cerca de ser un penal que una iglesia.
ResponderEliminarP.D: Pff, lindo el baile ¿hee? jaja, de risa.
Saludos Ludobit.
hola arion. gracias por el entusiasmo. saludos
ResponderEliminarhola arnold. lo de los bailes en mi caso es un trauma y la misa, hacia cualquier cosa menos prestar atencion. ya hace años q deje de ir. saluds
ResponderEliminarhola m. ojala algun dia lo bailes jeje. besos
ResponderEliminarhola rafael. mi colegio a pesar de ser religioso tambien tenia sus delicuentes (algunas curas por ejemplo jeje). saludos
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