domingo, 4 de diciembre de 2011

Tiburón

Le decíamos El Che porque se parecía al Che Guevara, aunque en vez de uniforme militar el hermano Aarón usaba jeans gastados y polos sencillos, y en vez de andar con una metralleta lo hacía con una guitarra. Así que de revolucionario, nada, y de hippie moderno, tampoco. Exactamente era un diácono, o sea  alguien que está en la etapa previa al sacerdocio, etapa que normalmente no dura más de un año pero que en su caso parecía extenderse indefinidamente: llegó al colegio (el salesiano Rosenthal) cuando pasé a primero de secundaria y se fue cuatro años después, y en todo ese tiempo no llegó nunca el día en que empezáramos a llamarle “padre” Aarón.
Me alegró su partida, y no porque tuviera algo en su contra; El Che era un buen tipo, tenía unos treinta y tantos y era alguien carismático y jovial (a diferencia de los curas y de los otros hermanos); me alegró porque su ausencia me daba la esperanza de que pronto sería el fin de su mayor aporte a la comunidad salesiana de Magdalena: La Pastoral, que era un grupo de gente que se reunía a realizar actividades que iban desde rezarle a María Auxiliadora hasta bailar “el tiburón”.
“Ay ay ay ay… que me come el tiburón, mamá…” algo así decía la letra de esa canción y que entre sus pasos de baile estaban colocar las manos sobre la cabeza en forma de aleta, y hacer una boca gigante con los brazos extendiéndolos hacia adelante, abriéndolos y cerrándolos, haciendo sonar cada “mordida” con el choque de las palmas. Había más canciones así, con sus respectivos pasos también, y no sé por qué les gustaban tanto, tampoco llegué a entender cómo es que alguien podía subir al estrado y por un micrófono contar sus problemas y terminar llorando al frente de ciento de personas. Todo eso, más juegos, dinámicas, actuaciones, etc., pasaba en sus reuniones mensuales; la principal ocurría una vez al año y tenía nombre propio: CampoBosco*, y que en su mejor época lograba prácticamente llenar el patio del colegio, que es como del tamaño de una cancha de futbol, con la asistencia de alumnos, padres de familia, familias enteras, del Rosenthal y de otros colegios… en fin, cualquiera estaba invitado a participar.
A mí no me gustaba nada de eso, pero claro, lo que ellos hicieran en sus reuniones no debía importarme, y así fue hasta que crearon el Día de la Familia, que era como un CampoBosco pero exclusivamente para las familias del Rosenthal; y de asistencia obligatoria. Así que tenía que ir y soportar que me restregaran en la cara su filosofía de que con una sonrisa podías cambiar al mundo; la más insoportable era la profesora Espinoza quien no se cansaba de decirme cada vez que me veía: “¡sonríe!, hoy está prohibido estar serio” (me hubiera gustado haberle dicho esa misma frase el día que descubrió que su marido le era infiel; un escándalo que trascendió las aulas y la privacidad de su hogar). De pronto La Pastoral estaba involucrada en cada una de las actividades del colegio, hasta tenían su propia oficina. Pero tal vez lo peor era la sensación que tantas buenas intenciones no eran más que apariencias: sus integrantes, hablo de los que a la vez eran alumnos del Rosenthal y con quienes me topaba a diario, se creían la gran cagada sólo porque estar en La Pastoral significaba que conocías y eras amigo de muchas chicas de otros colegios, y siendo chiquillos, nuestra popularidad se medía por el número de amigas que tenías.
Cuando se fue El Che, su guía y fundador, empezó el declive de La Pastoral y eventualmente perdería influencia en el colegio, y en menos de un año se irían tantos de sus integrantes que al final quedaría reducido a una especie de simple grupo parroquial.
Nunca me importó qué había sido del hermano Aarón luego que se marchara; asumí que simplemente la congregación lo había enviado a otra comunidad salesiana. Hasta que un año después de terminar el colegio lo vi en misa, un domingo y en nuestra iglesia. La verdad es que no hubiera notado su presencia si no fuera porque detrás de mí, la voz de un muchacho le susurró a otra persona “ahí está El Che”. Yo estaba distraído viendo a la rubia que estaba a su lado; ella, al igual que El Che, estaba de pie a unos metros dándome la espalda. Entonces la misma voz dijo con total seguridad: “esa gringa es su novia”. No dijo más así que no me quedó otra que especular: tal vez la congregación lo había enviado a algún lugar del Perú donde la conoció, se enamoró y mandó a la mierda a los salesianos; tal vez nunca lo mandaron a ninguna otra parte, simplemente al ver cómo se demoraban en ordenarlo sacerdote mandó a la mierda a los salesianos y después la conoció y se enamoró; tal vez antes de preocuparse por su ordenación se enamoraron primero y en ese momento renunció sus votos… Y así hubiera seguido especulando si no fuera porque la misma voz volvió a hablar; susurró: “pero qué buen culo tiene la gringa”. Y yo, como si esa persona me hubiera hablado a mí, asentí con la cabeza porque estaba completamente de acuerdo con él.

Nota:
CampoBosco: su nombre hace referencia a Don Bosco, santo fundador de los salesianos.

El baile del tiburón




26 comentarios:

  1. Habrá que ver a la gringa, aquí por donde vivo hay solo extremos, o flacuchas, o gordas, wajjajajajaa.

    Pd. Que pena "ajena" por el baile del tiburón, wajajjajajaa.

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  2. Me muero con el baile!!!
    Pero qué fue con el Che, será que tienes que averiguar por ahí para dar con la razón exacta. Después de todo es extraño que tire la toalla si ya había pasado tiempo!
    Un besito!

    Buen post, como siempre!

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  3. Y siguen diciendo que el peligro de la juventud son las drogas; este tipo de bailes son el verdadero peligro de la humanidad (y también de los adolescentes),

    Muy buena narración. Ese culo tiene una historia para contar, del día que le ganó la partida a Dios.

    Un fuerte abrazo.

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  4. Hasta que por fin! (después de 2 semanas no?).

    Dos cortitas que fueron lo mejor del relato:

    1.....¡sonríe!, hoy está prohibido estar serio” (me hubiera gustado haberle dicho esa misma frase el día que descubrió que su marido le era infiel

    2.“pero qué buen culo tiene la gringa”. Y yo, como si esa persona me hubiera hablado a mí, asentí con la cabeza porque estaba completamente de acuerdo con él.

    jeje, bien Ludo. Un beso.

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  5. Si mandó a rodar los hábitos... bien por él!

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  6. hola bellarte. y q tal las latinas por alla? ;)
    besos

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  7. hola marite. tengo pesadillas con ese baile (y con otros asi de parecidos... como el de el alacran te va a picar). besos :)

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  8. hola juan. ese culo le gano a dios jajaja y parece que por goleada. saludos

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  9. hólá pátý. lá cálmá vólvíó pór mís álrédédórés. grácíás pór cóntár lás sémánás :) bésós
    p.d: mí técládó sí tíéné tíldé :p

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  10. hola oscar. bien por el y por los q tienen claro q quieren de la vida. saludos

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  11. Jajajajaja qué buena! me gusto mucho lo de tu profesora cuando se enteró de la infidelidad y si a todos nos pasa! Lo de la gringa: CUAL ES LA DIFERENCIA ENTRE GRINGA Y RUBIA? aqui hay muchas y siempre me pongo a pensar.

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  12. Un relato excelente, narrado de forma entretenida y sobre todo, inteligente.

    Un abrazo.

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  13. Geniooooo regresaste! Hermano, se extrañaron tus historias.

    "...tiburón a la vista, bañiiista.."

    Que buen post, me haz hecho reír demasiado.

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  14. Ludóbít: Yá mé dí cúéntá.Ménúdá mánéra dé démóstrármélo :D

    Ácábás dé próvócár úná ámplía sónrísá én mí ;)

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  15. hola mixi. hay diferencia en esos terminos aunque ya las usamos como si fueran lo mismo. gracias por la visita. besos :)

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  16. hola moderato. gracias por tus palabras. un abrazo

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  17. hola ruben. si me vieras bailar el tiburon te reirias mas jaja. un abrazo

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  18. Tiburón ha sido tremendo. Muy entretenido el texto, quedo a la espera de más.

    Saludos.

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  19. Regresando después de tiempo a este blogsaso...Muy buen cuento Ludobit,me hizo recordar a cuando era chico y asistía a un grupo parroquial donde bailaba ridiculez y media: pequeño Deja vu.

    Ojalá y a la misa fueran gringas como las del relato, aunque casi nunca voy, pero cuando lo hago, creo identificarme bastante con el tipo de los susurros. Un abrazo!

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  20. me dio gusto conocer a tiburón a través de tus letras

    muchos saludos

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  21. No puedo imaginarme en un colegio religioso ni de broma. Me hubieran expulsado decenas de veces seguro. Suerte la mía que el colegio donde estudié estaba más cerca de ser un penal que una iglesia.

    P.D: Pff, lindo el baile ¿hee? jaja, de risa.

    Saludos Ludobit.

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  22. hola arion. gracias por el entusiasmo. saludos

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  23. hola arnold. lo de los bailes en mi caso es un trauma y la misa, hacia cualquier cosa menos prestar atencion. ya hace años q deje de ir. saluds

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  24. hola m. ojala algun dia lo bailes jeje. besos

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  25. hola rafael. mi colegio a pesar de ser religioso tambien tenia sus delicuentes (algunas curas por ejemplo jeje). saludos

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