lunes, 12 de marzo de 2012

Invisible

Antes de tomarnos un examen, el profesor Morales reacomodaba nuestros lugares en el aula asegurándose de que los alumnos más propensos a hacer trampa se sentaran al alcance de su vista.
Antes de aquella prueba de historia, en 4to de secundaria, no fue la excepción.
Yo terminé sentado junto a la pared de al fondo, y ahí nomás, delante de mí, Rojas Aguilar. Fue lo mejor que le pudo haber pasado a Rojas en ese momento. Él medía 1.85m y era corpulento, más por grasa que por músculos, mientras que yo era un escuálido adolescente de 1.70m. Así que, desde mi posición y con toda su humanidad tapándome, yo era prácticamente invisible a los ojos del profesor. Supongo que el profesor confiaba en mí por ser uno de los primeros puestos, y que consideraba a Rojas no lo suficientemente tramposo como para ponerlo más adelante. Como sea, hizo mal. Apenas empezó la prueba Rojas me dijo: “Ya, Souza: saca tu cuaderno”, lo que hice sintiéndome seguro bajo su sombra. Y así trabajamos en equipo.
Yo había estudiado como para un 15 [las notas en Perú van de 0 a 20]; Rojas, conociéndolo supongo que ni siquiera lo había hecho. Al final nuestras notas fueron 19 y 18, siendo suya la mayor. Mi calificación pasó desapercibida pero la de Rojas todo lo contrario: al comienzo todos se sorprendieron pero pronto, cuando se enteraron de nuestros lugares en el examen, intuyeron lo que había pasado.
Y cuando digo todos, me refiero a mis compañeros y, también por supuesto, al profesor Morales, quien otro día en el recreo me pasó la voz para conversar “un ratito”. De inmediato supe de qué quería hablar conmigo. Pensé que me haría acusaciones, pero no; todas fueron indirectas: “¿no te sientes mal, Souza, porque Rojas te ganó en el examen?”, “¿no te parece raro que Rojas haya sacado 19?”, ”¿no tienes nada qué contarme, Souza?”, y más cosas así, siempre en un tono irónico, que evidenciaban que no tenía pruebas contundentes. Y aunque las hubiera tenido a mí la verdad no me hubiese importado: era un adolescente displicente que si sobresalía en el colegio era por la mediocridad del mismo. Yo me hice el loco y le respondía tranquilo y sonriente; pero secretamente me sentía satisfecho por mi obra.
En el examen, de haberlo querido, le hubiera pasado a Rojas buenas respuestas como para que sacara un 11 (o sea lo mínimo para aprobar) y nadie sospechara después, y era eso lo que iba a hacer inicialmente, pero luego pensé: “¿no sería divertido que Rojas y yo sacáramos 20?”, y siguiendo con mis pensamientos: “¿no sería aun más divertido que él sacara más nota que yo?”. Si al final Rojas no sacó 20 fue porque decidí darle un toque de credibilidad al asunto: ni cagando Rojas iba a sacar la máxima nota en algún examen.
Al final de nuestra conversación quise devolverle la cortesía al profesor Morales por su forma de hablarme: “muy fácil el examen, pues, profe”, le dije irónicamente. Y ahí quedo zanjado el tema.
***

20 comentarios:

  1. El ciclo pasado no sabía una pregunta y le tuve que preguntar a mi compañero del costado con el que supuestamente competía. Esa vez, me sentì completamente derrotado. No me molesta pasar respuestas, detesto perdilas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. a mi me pasaba lo mismo pero con gente q no conocia o q me caian mal, por eso trataba siempre de estar sentado cerca a un amigo. por orgullo he llegado incluso a jalar (y no me arrepiento).
      saludos, munani

      Eliminar
    2. tienes un premio en mi blog

      Eliminar
  2. "Era un adolescente displicente que si sobresalía en el colegio era por la mediocridad del mismo". Me gustó mucho esta oración. Perfecto.

    Nunca me ha gustado pasar respuestas ni copiarme, ni aunque me amedrentaran los pendejitos del aula, a mí nadie me jode mi nota xD

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jaja. yo no tenia problemas en soplar, solo q me daba nervios la idea de q me pudieran descubrir (en la universidad principalmente).
      saludos, edch

      Eliminar
  3. Recuerdos de secundaria, como para llenar un libro completo. Te felicito, muy divertido. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Quién no ha pasado por eso en algún momento... Copiar o soplar en un examen es típico aunque sea una vez en la vida. Ese profe Morales sí que no sabe de "la vida". Y como dices, si hubiera querido, pasabas a Rojas, pero hay que darle chance a otros tb no?
    jajaja
    Muy bueno, como siempre.
    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hay profesores asi, como tambien los hay mucho menos estrictos que se hacen de la vista gorda (he conocido mucho asi en la universidad).
      gracias por tu comentario, marite, saludos :)

      Eliminar
  5. jajaja ya me hubiera gustado tener un compañero tan bueno como tú... en mi caso yo era de las que se pegaban un papelito de apuntes bajo la falda... eso en historia claro, en otras materias no necesitaba ningún papelito... ;)
    Besos mentales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. no tienes idea d lo mucho q me hubiera ayudado usar falda en varios examenes jajaja
      un beso, belleza negativa

      Eliminar
  6. Sí, a mí siempre me tocaba el papel de Souza; y nunca tuve el gusto de poder copiarme,,, claro está no por una convicción ética sino por la imposibilidad de pasar por ese instante de adrenalina. Nunca me pareció que ameritara para un examen, prefiero estudiar y dejar la adrenalina para ocasiones mejores, je.

    Un abrazo, me gusta mucho la naturalidad de tus relatos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. siempre he envidiado la sangre fria de algunos para hacerlo con la mas completa naturalidad. al igual q tu, la adrenalina en vez de motivarme, me cohibia.
      saludos, juan

      Eliminar
  7. "muy fácil el examen, pues, profe", jaja la frase célebre del relato.

    Odio las dos cosas, copiar y pasar, más que nada por una cuestión de honestidad. Recuerdo que en un examen de la universidad saqué sin roche mi tablita de fórmulas...el profe me vio pero no dijo nada...a ver, que me diga algo nomás...

    Saludos Ludo, divertido relato.

    Pdta: Procura sacar la "verificación de palabras". Jode.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. depende del profesor, tuve uno incluso q nos dejada dar prueba con libros y cuadernos abierto... igual jalabamos jaja.
      besos, paty.
      p.d: no sabia q tenia habilitado eso de verificacion de palabras. lo voy a quitar, a mi tampoco me gustan. gracias por avisarme :)

      Eliminar
  8. Yo jamás me copié ni hice trampa cuando estaba en el colegio, en la universidad, en cambio, después de llevar un curso por segunda vez sentía que mi obligación moral era aprobar así sea con trampa o copiando.

    www.artbyarion.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. definitivamente es todo un dilema moral.
      gracias por tu comentario, arion. saludos

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...